El bacilo Clostridium tetani, al penetrar en el cuerpo humano a través de heridas o pinchazos, arañazos, mordeduras, quemaduras y punciones profundas, da lugar al tétanos. Esta enfermedad produce síntomas del tipo neurológico como espasmos musculares y no se transmite de persona a persona, sino por contaminación a través del ambiente.
También nos podemos encontrar con el denominado tétanos neonatal, que se produce por la manipulación poco aséptica del cordón umbilical, con ligaduras que se hacen en condiciones de muy mala higiene (poco probable en nuestro país).
Hay que empezar a vacunar desde la etapa de lactante y, según el calendario de vacunación infantil, se administran cinco dosis: a los dos, cuatro, seis y dieciocho meses; y otra entre los cuatro y los seis años. Normalmente estas dosis se realizan en asociación con otras vacunas y, por tanto, las cuatro primeras serán pentavalentes o hexavalentes, mientras que la última sera trivalente.
Se recomienda la administración de una sexta dosis a los catorce años, utilizando la formulación dTpa (difteria, tétanos y tos ferina). Posteriormente se debe administrar una dosis de recuerdo cada diez años.
Si se inicia la vacunación pasado el año de edad, se administraran cuatro dosis: las dos primeras separadas por cuatro/ocho semanas, la tercera a los seis/doce meses de la segunda, y la cuarta entre los cuatro/seis años de edad. Si se empieza la vacunación en niños mayores de siete años y en adultos, se adminitrarán tres dosis con el mismo orden anterior y se continuará con dosis de recuerdo cada diez años.
La vacuna se realiza por vía intramuscular para evitar reacciones locales que puede producir la vía subcutánea.
Imagen: bogota.gov