En algunas ocasiones hay que tomar la decisión de finalizar una gestación, por ejemplo por motivos médicos, cuando la continuación del embarazo supone un riesgo para la madre o para el feto.
En la actualidad, la aparición de métodos cada vez más eficaces y seguros de inducción del parto, asociados al progreso de la medicina perinatal, hacen de esta técnica un método eficaz y de uso cada vez más extendido en la práctica obstétrica, pero hay que tener en cuenta que la inducción del parto también tiene sus propios riesgos. Por este motivo, tan solo se debe practicar cuando finalizar el embarazo reporte para la salud de la gestante y del feto beneficios superiores a los de continuar con la gestación.
En cualquier caso, siempre que se decida finalizar un embarazo mediante la inducción del parto es necesario establecer correctamente la indicación, elegir el momento y el método y establecer una cuidadosa relación riesgo-beneficio, para así obtener la mayor tasa de éxitos.
La inducción del parto debe ser, en lo posible, una experiencia grata, y la madre tiene que considerarla como una contribución positiva para asegurar su salud y la de su hijo. Pero, al ser una práctica no carente de riesgos, deberán realizarse con la madre ingresada y con la previsión de medios adecuados para la finalización inmediata del embarazo si surgiera alguna complicación que así lo precisara. La inducción puede hacerse por medios mecánicos como un tacto vaginal, despegando las membranas del útero, lo que estimula el inicio de contracciones. La rotura de la bolsa de las aguas es otra medida que aumenta las contracciones.
Además, se utilizan fármacos que estimulan las contracciones. Entre ellos se encuentran las protaglandinas, que se usan para mejorar las condiciones del cuello del útero. Por otro lado, también se recurre a la oxitocina.
La oxitocina es una hormona producida en la glándula hipófisis y tiene el efecto de producir contracciones uterinas. La administración de oxitocina artificial por vía intravenosa desencadena de forma rápida estas contracciones, aunque existen importantes variaciones individuales en la intensidad de la respuesta. Su uso como agente para la inducción del parto debe restringirse el área de partos y su administración tiene que hacerse siempre con bomba de infusión y con monitorización de la frecuencia cardíaca fetal y de las contracciones uterinas.
Durante la inducción es útil aplicar técnicas analgésicas y anestésicas específicas para este proceso como puede ser la aplicación de la epidural.
Imagen: globedia
El parto inducido al detalle II – El parto inducido al detalle III