Por último, pero no por ello menos importante, nos queda hablaros de las carnes en la alimentación de nuestros niños. Se trata de un alimento, también imprescindible, para toda dieta sana y equilibrada.
Pollo
Las propiedades nutricionales del pollo dependen de la edad del animal (los más viejos son más grasos) y de la pieza (la pechuga, por ejemplo, es más proteica que el muslo). Pero, en general, destaca por su contenido en vitamina B3 y ácido fólico. Entre los minerales, el nivel de hierro y de zinc es menor que en el caso de la carne roja, aunque supone una fuente interesante de potasio y fósforo.
Para los peques:
- Con el asado se resalta el máximo de su sabor, aunque es posible prepararlo de múltiples formas: entero o en piezas, estofado, guisado, frito, rebozado, a la plancha, asado al horno, al grill, al microondas, salteado o hervido.
- Queda delicioso con verduras, escabechado, en adobo y como ingrediente principal en pizzas, bocadillos, ensaladas, croquetas, sopas preparaciones de arroz, pasta y cuscús.
Pavo
Su carne es magra, fácil de digerir y con un bajo contenido de grasas (incluido el colesterol). Presenta pocas calorías y se puede disminuir su aporte graso retirando la piel (el muslo es la parte más grasa). Destaca su contenido en proteínas de buena calidad, de hierro, de magnesio, de potasio y de vitamina B3.
Para los peques:
- Al ser un alimento fácil de digerir (por su bajo contenido en colágeno), se recomienda incluirlo en la dieta infantil y en la de las personas que tengan el estómago delicado.
- La carne de pavo resulta deliciosa cocinada al horno, a la parrilla, frita o a la barbacoa. Además, es perfecta como ingrediente en ensaladas, bocadillos y sopas.
Imagen: adnsureste
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