La desobediencia de los niños es algo que trae de cabeza a muchos padres, como es lógico la educación será algo primordial para conseguir que los niños obedezcan, sin embargo no siempre es fácil saber qué medidas tomar, principalmente porque no todos los niños son iguales, cada uno tiene su propio carácter y lo que se puede aplicar a unos, es posible que no resulte con otros.
El tipo de estilo de paternidad (recordamos que se dividen en tres: padres autoritarios, padres democráticos, y padres permisivos) influirá en gran medida a que los niños sean más o menos obedientes. En los casos extremos, es decir en la autoritaria y la permisiva, es más fácil que se den casos de niños especialmente desobedientes, que en el caso de estilo democrático. Esto es evidente, en el caso de autoritario y permisivo, los niños tienden a revelarse, en el primer caso por la imposición de las normas con el clásico “porque sí” o “porque lo digo yo que soy el/la que manda”, y en el segundo caso por dejarlos hacer a su antojo y por estar acostumbrados a hacer lo que quieren.
Que los niños sean desobedientes no los convierten en mostruitos, simplemente son niños que no han sido guiados de forma adecuada. Los límites y las normas no se les han impuesto de manera adecuada, ni mucho menos, como se puede comprar por los resultados, efectiva. Cambiar es posible, es misión de los padres hacerlo siempre que consideren que la educación de los hijos se les escapa de las manos, no hay que rendirse ni dar a los niños por perdidos. Y es que, nunca es tarde para realizar ese cambio, y que los niños aprendan a comportarse será cuestión de tiempo, independientemente de la edad que tengan (aunque como es lógico cuanto más pequeños sean menos “malos hábitos” tendrán adquiridos.
Foto obtenida de: devangelical.com.