Los medicamentos SIEMPRE se deben tomar bajo prescripción médica, y sobre todo habrá que tener especial cuidado cuando los que los que los van a tomar son los más pequeños de la casa.
Si hablamos de corticoides, hay que decir que hay que destacar que pueden llegar a ser peligros si se toman sin control. Prueba de ello la tenemos en los prospectos, en los que podremos leer una gran cantidad de efectos secundarios, por lo que habrá que tener muchísimo cuidado con este tipo de medicinas. Se usan principalmente cuando no existe otro medicamento alternativo, y sobre todo en los casos de enfermedades de trastornos respiratorios graves. ¡Nunca se utilizarán por cuenta propia para curar resfriados!, hay que tener mucho ojo con esto.
Si no queda más remedio, y el pediatra ha recetado corticoides al niño, habrá que seguir a pies juntillas la forma de dárselo: la cantidad ha de ser la justa, y los intervalos de tiempo entre una dosis y otras se deben respetar al 100%.
Es posible que los padres vean en estos medicamentos la gran solución, ya que de entrada aliviará en gran medida al niño, pero tan solo se trata de eso, de alivio, el malestar volverá porque realmente el corticoide no cura la enfermedad, sino que reduce al mínimo las molestias.
Hacemos hincapié en que no hay que dar corticoides a los niños sin que el médico lo prescriba. El abuso de estos medicamentos puede ocasionar problemas en sistema inmunitario de los peques, e incluso puede afectar a su crecimiento, entre otras posibles complicaciones.
Los corticoides, como decíamos, se utilizan especialmente en casos de niños con asma u alguna otra enfermedad respiratoria.
Imagen: COMSALUD.