La pubertad es una etapa del desarrollo en la que se inicia la transformación sexual del cuerpo infantil: maduran los órganos genitales internos, es decir, los ovarios y los testículos; surgen los caracteres sexuales secundarios: las mamas en las niñas, la aparición del vello en el pubis y en las axilas en ambos sexos, el cambio de voz, la menstruación…; y aumenta la velocidad de crecimiento. En las niñas, esto se solía inicar sobre los 11 años y, en los niños, entorno a los 12.
Sin embargo, el adelanto generalizado de la pubertad es, hoy por hoy, un fenómeno contrastado. En las niñas ya se había documentado que se estaba situando en los nueve años, aproximadamente; y ahora, según ha anunciado la Academia Americana de Pediatría basándose en un estudio realizado en Estados Unidos, esta etapa se ha adelantado también en el caso de los varones. Concretamente entre seis meses y dos años, situándose en los 10 años (10,4), de media.
Que nuestros hijos entren en esta primera fase de la adolescencia conlleva evidentes cambios a nivel biológico, pero también va a llevar aparejado un importante proceso psicológico. Pasar a la adolescencia supone un acentuado crecimiento en el ámbito psíquico, emocional y social. Así que hay que estar preparados para afrontar los conflictos que pueden surgir. La comprensión y la paciencia son virtudes clave para manejar los cambios internos que gobiernan las hormonas.
5 características habituales de la llegada de la pubertad:
- El niño puede pasar frecuentemente por cambios de ánimo y de criterio. Por eso se producen rabietas, inestabilidad emocional y sentimientos de incomprensión. Incluso no es extraño que haya crisis de llanto.
- El pequeño tiene prisa por crecer y quiere ser mayor. Es habitual que quiera vestirse de forma distinta y “transgresora” y hacer cosas que ya no son típicas de niños.
- Los amigos adquieren una importancia especial y empiezan a nacer los primeros amores.
- El niño se preocupa mucho por lo que piensan los demás de él. Por eso, surgen muchas inseguridades y complejos.
- Además, es habitual que, a menudo, se encuentre cansado, que se despiste con facilidad y que tenga más hambre de lo normal.
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