La meningitis viral es más común y mucho menos grave. Por lo general, cursa sin diagnóstico porque los síntomas pueden ser similares a los de una gripe común.
La meningitis puede afectar a niños de cualquier edad, pero como se contagia más fácilmente entre personas que viven en áreas cerradas, los estudiantes y los que están en un internado, corren un mayor riesgo de contraer la infección.
El tratamiento de la meningitis resulta efectivo si se inicia enseguida. Por eso es importante conocer los síntomas de la enfermedad y buscar atención médica de inmediato en caso de sospechar que nuestro hijo tiene meningitis.
Muchos de los virus o bacterias que pueden causar la meningitis son muy comunes y suelen estar asociados a enfermedades de todos los días. Las bacterias y los virus que causan una infección en la piel, el tracto gastrointestinal, el aparato urinario o el tracto faríngeo y respiratorio pueden llegar desde el torrente sanguíneo a las meninges a través del líquido cefalorraquídeo, que circula dentro y alrededor de la médula espinal.
En ciertos casos de meningitis bacteriana, la bacteria proviene de un traumatismo severo de cráneo o de una infección grave cercana -como una infección de oídos (otitis media) o una infección de los senos nasales (sinusitis)- que se propaga a las meninges.
Varios tipos de bacterias pueden causar la meningitis bacteriana. El Streptococcus grupo B, la Escherichia coli y la Listeria monocytogenes son las causas más frecuentes de meningitis en los recién nacidos.
Por su parte, el Streptococcus pnemoniae, llamado comúnmente neumococo, y la Neisseria meningitidis, más conocida como meningococo, son más frecuentes en los niños mayores.
La bacteria Haemophilus influenzae tipo b (Hib) también puede causar la enfermedad, pero debido al uso generalizado de la vacuna en los niños, estos casos son menos frecuentes.
Del mismo modo, varios virus son los causantes de la meningitis viral, incluyendo los enterovirus (como el virus Coxsackie y Echo), y los virus de la familia herpes (entre otros).
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