Los adultos se quedan sorprendidos al escuchar, de boca de los niños, aquello de “me aburro”. Es casi instantáneo, que tras esas palabras, se les pase por mente esa habitación llena de juguetes, que parecen haber caído en el olvido. También, es irremediable pensar aquello de “yo no tenía apenas juguetes a su edad y no me aburría”.
Es indiscutible que los tiempos han cambiado, pero hay cosas que siempre serán igual… los niños son niños y tienen que jugar. Ya hemos hablado en anteriores entradas de la importancia del juego en los niños y, es algo que no hay que olvidar.
Hay niños más resueltos que otros, a la hora de buscarse las vueltas para encontrar algo que les entretenga. Puede, que para algunos padres escuchar el “me aburro” se convierta en una pesadilla, pero es cuestión de tomárselo con calma y buscar soluciones. Guiar a un niño en sus juegos cuando son pequeños, ayudará a que después les resulte más fácil ser ellos los que tomen la iniciativa sin papá o mamá.
Jugar con los niños debe convertirse en un momento divertido para todos, aunque también hay que tener claro que, no siempre los padres pueden sentarse en el suelo a jugar, y que por tanto, los peques tienen que saber jugar solos cuando se dé el caso. Hay que jugar con ellos, pero no convertirlos en seres dependientes de los padres para jugar.
Sin embargo, lo primero que pedirán los niños cuando empiecen a sentir aburrimiento, será ver la tele o jugar a la consola. No pasará nada, ni serán unos monstruos porque tengan estos ratos, pero siempre con control. Si se acostumbra al niño a que tienen X minutos para este tipo de ocio, después sabrán que deberán ingeniárselas buscando otras soluciones.
Imagen: honey-bee