Que los niños se aburran es tan normal como el sueño o el hambre. No hay que alarmarse por ello, ni mucho menos estresarse al escuchar un “me aburro” de boca del niño. El juego, es lo que primeramente nos viene a la cabeza para evitar el aburrimiento de los hijos y es, sin duda, la solución más efectiva.
El juego es importante por muchos factores, entre ellos:
– Desarrolla su imaginación y creatividad.
– Estimula su curiosidad.
– Es una forma de sociabilización (obviamente cuando están al aire libre).
– Es una forma de aprendizaje.
– Refuerza la autoestima y el autocontrol.
– Aprenden a conocerse mejor a sí mismo, y también les sirve de vía de escape para expresar lo que sienten.
Todo esto y mucho más puede ofrecerles el juego a los niños, por lo que jugar, es algo que jamás deben dejar de hacer.
Aparte del juego, hay otras actividades, no menos gratificantes, que podrán hacer para combatir el aburrimiento. Pintar, hacer manualidades, leer, cantar, bailar… serán opciones con la que los peques pasarán unos ratos fantásticos.
Si unido a todo esto, papá y mamá pueden compartir esos ratos de juego, los niños disfrutarán aún más. No se trata de estar constantemente con ellos, sino de que el tiempo que se pase con ellos sea de calidad. De nada valdrá echar 3 horas tirados el suelo haciendo construcciones, si el padre o madre, está pensando en todo lo que podría estar haciendo o en lo que tiene pendiente. Serán mucho más gratificantes 30 minutos, si durante ese tiempo, los padres ríen y disfrutan con los hijos de ese rato. Y es que, los niños detectarán enseguida si los padres están divirtiéndose con ellos o si están allí con ellos por obligación.
Imagen: cambodia4kidsorg