En verano la intensidad de los rayos ultravioletas es mayor, y en el caso de los niños menores de 10 años, estarán expuestos al paso de un alto porcentaje de radiación en la lente cristalina. Esto, unido a que son ellos los que en verano pasan más tiempo al aire libre, hará pensar a muchos padres si es recomendable que los niños lleven gafas de sol.
Las consecuencias de prolongadas exposiciones al sol, no ocurrirán de inmediato, sino que será a largo plazo, pudiendo llegar desencadenarse problemas en la vista, como son las cataratas.
Proteger los ojos de los niños con gafas de sol, es algo que sí se recomienda, especialmente cuando su color de ojos es claro, pero hay que tener en cuenta que no valdrá cualquier gafa.
Las gafas tiene que dar seguridad, por tanto, hay que evitar comprarlas en sitios como los “todo a 1 €”. Si la familia no puede permitirse un desembolso mayor, es mejor incluso no comprar nada y esperar a encontrar el momento para comprarlas en un sitio especializado, que ofrezca garantías, y que por regla general serán las ópticas.
Las gafas de sol, deben mostrar el número de filtro que tienen (irán numerados del 1 al 4). Cada número nos orientará de para qué se pueden utilizar las gafas, siendo:
1- Días nublados.
2- Deporte urbano.
3- Playa o montaña.
4- Deporte de montaña o de agua.
Las gafas se encontrarán de diversos materiales, pero siempre hay que tener en cuenta que son niños y, por tanto, habrá que ser prácticos y elegir las más resistentes, como es el caso de las de silicona.
Imagen: Katherine Johnson