Tenemos que ser conscientes de que durante los primeros años de vida es cuando se adquieren y se consolidan los hábitos de alimentación y si estos son saludables perdurarán hasta etapas adultas.
Pero tampoco hace falta obsesionarse en alcanzar el estado nutricional perfecto, si ofrecemos a nuestros pequeños una dieta balanceada con pocas transgresiones conseguiremos un crecimiento y salud óptimos.
Muchas veces los padres preguntan si algunos alimentos son mejores que otros para favorecer el crecimiento y es cierto que algunos nutrientes cumplen mejor esta función, aunque un desarrollo pondoestatural correcto se consigue a través de la contribución de todos los nutrientes que aporta la dieta.
La dieta mediterránea es el mejor ejemplo de alimentación equilibrada. En nuestro país es practicable porque se dispone de todos los alimentos que la componen: frutas, verduras, pan, cereales, legumbres, pescado, aceite de oliva y frutos secos, entre otros.
El mejor medio para asegurar un aporte dietético adecuado es proporcionar a nuestros pequeños una variedad alimenticia con una elevada presencia de frutas y verduras. De esta forma, es más fácil cubrir sus necesidades en nutrientes.
Nuestro deber como padres es darles a conocer alimentos saludables y limitar el consumo de los que son de baja densidad nutritiva dando ejemplo; de nada sirve intentar que nuestro hijo coma fruta de postre si nosotros no lo hacemos.
Presentar a los niños pequeñas cantidades de un alimento nuevo de forma repetitiva, es la manera idónea de conseguirlo.
Imagen: bibliotecaescolar