La leche materna contiene una cantidad adecuada de estos ácidos grasos, por lo que cuando la lactancia materna es posible no es necesario suplementar con ácidos grasos al bebé. Por el contrario, cuando la lactancia materna no es posible, y la nutrición está basada en fórmulas adaptadas, éstas pueden contener en su composición DHA y AA para que el bebé obtenga las cantidades que necesita.
La selección cualitativa y cuantitativa de los lípidos y ácidos grasos a incorporar en la dieta del bebé y del niño es muy importante para un crecimiento y desarrollo saludables. Por ello, en los últimos años, algunos preparados han añadido a las fórmulas ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga en las fórmulas adaptadas.
Pero, ¿qué cantidades son necesarias en esta etapa? El “estándar” en la composición de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga lo marca la leche materna, por lo que las leches de fórmula adaptadas deben acercarse lo más posible a las cantidades que lleva la leche materna, inspirándose en ella.
Papeles fundamentales del AA:
Participa en numerosas vías de activación a través de los receptores de la membrana plasmática y es un precursor de los eicosanoides, productos de gran actividad fisiológica como las prostaglandinas y los leucocitos (moléculas que participan en el proceso de inflamación y que son necesarias para el buen funcionamiento de nuestro sistema inmunológico como defensa ante agresiones externas).
Papeles fundamentales del DHA:
Se trata de un ácido graso poliinsaturado de la serie n-3 al que se atribuyen múltiples funciones que están todavía en estudio. En prematuros y neonatos se ha puesto de manifiesto su influencia sobre el desarrollo visual y neurológico.
El DHA es el ácido graso más abundante en el cerebro. Sus funciones conocidas son la neurogénesis, la neurotransmisión y la protección contra los agentes oxidantes del cerebro y la retina. Se acumula en el tejido cerebral principalmente durante la segunda mitad del embarazo y los dos primeros años de vida.
Los requerimientos de DHA no están determinados, aunque los aportes deben basarse en imitar la composición de la lactancia materna y, en niños mayores y mujeres gestantes y/o lactantes, asegurar la ingesta de pescado azul al menos dos veces por semana.
Imagen: como-maquillar
Ácidos grasos para el desarrollo cerebral y cognitivo I – Ácidos grasos para el desarrollo cerebral y cognitivo III