En cualquier ámbito de la vida, cuando sobreproteges a una persona, le impides crecer puesto que el amor puede llegar a ser asfixiante pero en ese caso, el cariño se vuelve insano. El error de sobreproteger al niño es humano y natural, por ello, es la madre y el padre quienes tienen que aprender a gestionar sus propios temores porque el conflicto no es externo sino interno.
Detrás del deseo de sobreprotección se esconde el pensamiento negativo de creer que el niño está desvalido y puede pasarle algo malo en cualquier circunstancia. Las personas pueden ver fantasmas incluso donde no los hay.
En otros casos, se puede sobreproteger al niño pequeño o al hijo único porque por una cuestión de prejuicios, se considera que está más desvalido. Sin embargo, es importante que el niño crezca con la libertad de sentir cierta distancia emocional respecto de sus padres, de lo contrario, arrastrará muchos miedos.
Deja que tu hijo juegue con otros niños, no vivas obsesionado con la angustia de que tu hijo se caiga. Utiliza tu sentido común y piensa que si el niño se cae tiene fuerza suficiente para volver a levantarse.
No te metas en medio de las discusiones de tus hijos si tú no has estado delante y no sabes qué ha pasado y deja que sean ellos quienes solucionen sus conflictos. De lo contrario, pueden sentir que siempre te pones a favor de aquel hijo que quieres proteger. Cuando sobreproteges a tus hijos estás alimentado al extremo tus propios miedos y eso no te ayuda ni a ti, ni a tu hijo.
Imagen – Discapacidad y Psicología