La epidural es un analgésico que se inyectará cerca de los nervios, en la zona final de la espalda, para adormecer la parte inferior del cuerpo de la embarazada. Con esto, se conseguirá que, el dolor de las contracciones, disminuya en gran medida. Por regla general se administrará cuando lo pida la mujer, o bien, cuando el especialista lo considere oportuno por presentarse un plato complicado, que podría terminar en una cesárea.
Muchas embarazadas se plantearán una y otra vez, si optarán por la epidural durante del parto. Como decíamos, ante un parto normal, será sólo ella la que decidida si va a querer la anestesia o no. Pero como hay tiempo para pensarlo, lo ideal antes, es ver los pros y los contras de la epidural.
PROS:
– La anestesia no supone ningún peligro para el bebé, ya que la cantidad que de anestesia que llega a la sangre, es mínima.
– La mujer, al no sufrir tanto dolor, va a estar más relajada. Además también estará despierta, por lo que podrá ayudar durante el parto.
– Al no haber estrés, la mujer podrá relajarse, lo que provocará una mejor circulación sanguínea, y un mejor suministro de oxígeno para el bebé.
– La anestesia llegará a mejorar la circulación placentaria, y existe un menor riesgo de mortalidad perinatal.
CONTRAS:
– El uso de epidural, puede provocar una rápida bajada de la tensión, que podría repercutir en el bebé.
– El periodo de dilatación se puede alargar.
– Al no sentir lo mismo que en un parto sin anestesia, es posible que la mujer no sienta grandes necesidades de empujar, por lo que el parto podría durar más tiempo, y además, se podría necesitar utilizar instrumentos como ventosas o fórceps, para ayudar a sacar al bebé.
Imagen: ohn McKee