- Retraimiento social: el niño se muestra marcadamente distanciado, inhibido o retraído ante la interacción con personas desconocidas. La expresión extrema del retraimiento puede asociarse al aislamiento social. Este hecho puede afectar notablemente al desarrollo social y de la personalidad del pequeño.
- Baja autoestima: puede ser causa o consecuencia de la timidez. Por ello, es importante analizar los niveles de autoestima del pequeño cuando muestra la conducta tímida. En los casos en los que la baja autoestima antecede a la timidez es posible que exista ansiedad. Por su parte, cuando la baja autoestima es consecuencia de la timidez puede ser debido al sentimiento de inferioridad en el grupo por la falta de expresión y de hacerse notar en el mismo.
- Bajas habilidades sociales: cuanto más interaccione un niño con otras personas más “entrenamiento” tendrá a la hora de probar por ensayo-error qué conducta le funciona más. Cuando los niños son tímidos interaccionan menos que los niños no tímidos, por lo que tienen una mayor probabilidad de desarrollar un estilo de comunicación inhibido o pasivo a partir del cual no muestran sus opiniones ni defienden sus derechos ante los demás.
- Falta de expresión emocional: muchos padres de niños tímidos dicen no saber qué están sintiendo ni pensando sus hijos. A veces, la propia timidez se asocia con la incapacidad de expresar sus emociones ante los demás.
- Problemas escolares: a pesar de que hoy en día los profesores están preparados para detectar al niño tímido, en algunos casos, el comportamiento del pequeño puede mal interpretarse como dejadez por no responder en clase, no implicarse en los trabajos y tareas de grupo, etc.
- Emocionalidad negativa: culpa, vergüenza, miedos, ansiedad, tristeza, etcétera.
Imagen: inmortalhumans
Timidez, ¿puede convertirse en problema? I – Timidez, ¿pueder convertirse en problema? III