Nada más confirmar el embarazo, el médico dará una serie de pautas a la mujer. Entre ellas estarán las normas más básicas en la alimentación. Hay alimentos que conviene evitar, o con los que habrá que tener cierto cuidado y tomar medidas. De entrada, si la mujer es primeriza, esto puede asustar de alguna manera, pero no hay que alarmarse, en unos días, la embarazada se habrá acostumbrado a todas esas normas.
La mayoría de, los especialistas primero, y las matronas después, lo que van a decir, en lo que se refiere a los alimentos es:
– Que las carnes no se puede ingerir crudas o poco hechas. El jamón (y otros embutidos), el pescado o la carne ahumada, etcétera, serán productos que habrá evitar. Esto es simplemente por miedo a la toxoplasmosis (si la mujer ya la ha pasado, no tendrá que preocuparse).
– Las verduras deben lavarse muy bien antes de utilizarlas.
– Los huevos hay que hacerlos bien. El riesgo de salmonelosis es importante, y antes de utilizar derivados, como la mayonesa, hay que asegurarse que está en buen estado.
– Productos elaborados con leche cruda (como algunos quesos), ya que podrían provocar listeriosis.
– Evitar las vísceras, ya que también existiría riesgo de contaminación, y de un peligro de exceso de vitamina A.
– El azúcar, o alimentos elaborados con harina.
– Consumir de forma equilibrada proteínas, vitaminas, calcio, hierro y zinc (por lo que una dieta puramente vegetariana se desaconsejará).
Por supuesto, unido a esto, el médico también dirá a la embarazada que tiene que evitar (aunque ya no son alimentos), el alcohol, el tabaco, o las bebidas con quinina o cafeína.
Imagen: Victoria Rachitzky