Existen adultos que sufren el síndrome postvacacional de la vuelta al trabajo pero éste síndrome también causa un desgaste a los niños que notan grandes cambios en la vuelta al cole. Cambios que son totalmente normales porque los niños en verano pasan mucho tiempo en la calle jugando con otros niños, se olvidan de las obligaciones y se centran en el disfrute de ir a la piscina, los días son interminables gracias a las largas horas de luz solar…
Sin embargo, a partir de septiembre, llega de nuevo el momento de madrugar y empezar el día temprano para cumplir con los compromisos profesionales de colegio, actividades extraescolares, y deberes.
El síndrome postvacacional es un malestar relativo ya que además, los niños, por puro entrenamiento también están acostumbrados a afrontarlo. Es decir, cada año superan el mismo proceso.
Los síntomas del síndrome postvacacional son la desgana, el cansancio, la pérdida de energía, la tendencia al sedentarismo, la tristeza… Sin embargo, lo habitual es que todos estos síntomas hayan desaparecido en el transcurso de una semana. Tiempo suficiente para que el niño se adapte a su nueva rutina. Durante estos días es positivo adaptar los horarios a la rutina que tendrá el niño cuando vuelva al colegio para que note menos el cambio.
Del mismo modo, centra tus conversaciones con el niño en todo lo positivo de la vuelta al cole. Por ejemplo, podrá volver a ver a sus amigos de clase, jugar con ellos en el recreo, aprender cosas nuevas… Todos los cursos escolares suponen una nueva aventura porque siempre se aprende algo nuevo y cada curso es diferente al anterior.
Fuente – ABC