Los niños acostumbran a ser impacientes por naturaleza, las cosas que piden, las quieren en ese mismo instante, y tener que esperar puede provocar en muchos, llanto, pataletas, gritos, etcétera. Sin embargo, también es cierto, que los padres, en muchas ocasiones también pueden resultar impacientes, como cuando les piden a su hijo que hagan algo (recoge los juguetes, lávate los dientes, métete en la cama…), y quieren que se haga instantáneamente.
Para inculcar paciencia a los niños, los padres deben comenzar por saber permanecer paciente ellos (siempre con sentido común, no se trata de decir al niño que se lave los dientes, y 1 hora después, estar aun recordándoselo). La paciencia se aprende, y si los adultos dan ejemplo, siempre será más sencillo.
Por tanto, para enseñar a los niños a tener paciencia, hay que:
– Evitar a toda costa, pedirle a los niños que hagan las cosas al instante (a la orden de “YA”).
– Los padres se deben convertir en un ejemplo de paciencia, a seguir por sus hijos.
– Premiar con elogios, cuando el niño haya sabido esperar, y haya demostrado que puede tener paciencia.
– Nunca, atender al niño ante exigencias, ni darle aquello que pide de inmediato (esto tan solo, les dará a entender que de esa forma pueden conseguir todo lo que se deseen, y si alguna vez no lo tienen de inmediato, lo más probable es que terminen montado alguna pataleta).
En muchas ocasiones, hemos hablado de lo importarte que es, que lo padres sepan armarse de paciencia en un sinfín de situaciones, como a la hora de comida, en el momento de enseñarlos a dormir, cuando comienzan a gatear… y hoy, hemos añadido un buen motivo para ser pacientes que es, ni más ni menos, que si los adultos son pacientes, los niños aprenderán a serlo.
Imagen: Rodrigo Amorim