Pero los efectos nocivos de la contaminación van más allá, ya que los tóxicos presentes en el aire que afectan a la función neurológica y al desarrollo del feto. Además, las embarazadas que han estado más expuestas a un aire más cargado de contaminantes también tienen más riesgo de que su bebé tenga bajo peso.
En lo que se refiere al autismo, los investigadores han descubierto que las gestantes expuestas a los niveles más altos de partículas de diésel o mercurio tienen el doble de riesgo de tener un hijo con autismo en comparación con aquellas mujeres que viven en zonas menos contaminadas.
Otro tipo de sustancias tóxicas como el plomo, el manganeso, el cloruro de metileno y la exposición a una combinación de metales están también asociadas con un mayor riesgo de autismo.
Por esta razón, los expertos sugieren que deberían iniciarse nuevos estudios para medir la presencia de metales y otros contaminantes en la sangre de mujeres embarazadas o en recién nacidos para ofrecer una evidencia mayor de que tóxicos específicos aumentan el riesgo de autismo.
Imagen: somospacientes
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