Continuaremos hoy, enumerando algunas pautas a tener en cuenta, para tener una correcta comunicación con los hijos.
– Cuando el niño pregunta directamente, hay que ser honestos con él, y darle respuestas claras (como es lógico habrá que tener presente la edad del niño).
– Si los padres observan que sus hijos quieren hablar con ellos, pero sin decirse a hacerlo, siempre lo pueden ayudar un poco, pero sin agobiarlos. Es probable que estén buscando la forma de decir aquello que le preocupa, y que aún no haya encontrado las palabras para hacerlo.
– En el momento en el que el niño ha empezado a hablar, hay que dejarlos acabar, no hay que interrumpirlos, ni mucho menos, que los padres intenten deducir lo antes posible qué es lo que están intentando contar. Hay que dejarles su tiempo, y no impacientarse por que acaben. En ese momento ellos quieren ser escuchados, por tanto hay que ser pacientes y dejar que se expresen a su ritmo.
– Una vez se ha hablado sobre un tema concreto, habrá que retomarlo varias veces. Aunque parezca que el niño lo entendió, no está de más volver a hacer hincapié sobre él, tantas veces como haga falta, hasta comprobar que el niño no tiene ninguna duda al respecto.
– Hay que sentarse a hablar con ellos, incluso cuando ellos estén bien y no tengan ningún problema o cuestión que le preocupe. Abordar temas como la violencia en las aulas, las drogas, etcétera, puede ayudar a que el niño, más tarde, pueda identificar esos problemas, y entienda que debe hablar con un adulto al respecto.
Todos los padres desean que sus hijos recurran a ellos durante toda su vida, cuando tienen algún problema o alguna duda. Para conseguir ese fin, es primordial que, desde pequeños, haya habido siempre un diálogo fluido padres-hijo.
Imagen: kraaiiennest fotos