Que los niños coman bien, es una de las principales preocupaciones de los padres, por ello cuando tienen las “rachas” de comer poco y mal, la hora de la comida se puede convertir en un momento de estrés y nervios.
Es normal que los niños tengan etapas en las que coman menos, le pasa a todos en algún momento, y la solución, será armarse de paciencia. Para mayor tranquilidad, si la temporada se alargase, se debe consultar el problema con el pediatra.
Durante los primeros meses, la alimentación del niño, es sencilla, bastará con darle la leche materna o la leche artificial, y no conlleva el tema mayores quebraderos. Sin embargo, cuando el niño empieza a comer sólido, será cuando empiecen los dolores de cabeza. Acostumbrarse a los diferentes sabores y texturas, es algo que llevará su tiempo, de manera que no hay que forzar la situación, ni mucho que se provoquen riñas durante la comida.
También habrá que tener presente, que los niños también tiene sus propios gustos, y si algo puntualmente no le gusta, no pasaría nada por suprimir ese alimento de la lista y sustituirlo por otro que aporte lo mismo, y que lo tolere mejor. Picar entre horas, es una cosa que se debe evitar, si el niño está pasando por un periodo de inapetencia.
Especialmente si el niño tiene falta de apetito, el hecho de presentar la comida de forma llamativa, hará que él se interese por ella, y que, por tanto, coma un poco más y sin protestar.
El hecho de que un niño empiece a comer mal, puede ser, en muchos casos, un signo de que se va a poner enfermo. Esto es algo que siempre habrá que tener en cuenta, para no forzar al niño a comer.
Imagen: nvainio