La autoestima se aprende y durante los primeros años el niño lo hace de su familia. Si el niño crece sintiéndose querido es más probable que desarrolle una autoestima saludable. El estilo educativo que mantengáis con vuestro hijo será crucial en el desarrollo de la autoestima de éste. Así, por ejemplo, un estilo permisivo puede facilitar una baja autoestima, ya que la falta de exigencia hacia los hijos puede fomentar su desidia y falta de autorrealización.
El extremo opuesto, el autoritarismo también puede dar lugar a problemas de autoestima, porque se caracteriza por la desvalorización de los hijos, por la no aceptación de las decisiones de éstos y por la falta de comunicación. El niño aprende así que es mejor callarse con el fin de no tener problemas, aprende que su opinión es menos importante que la de los demás.
Es frecuente que un niño con baja autoestima sufra también el daño que producen los complejos. Los complejos se caracterizan por un conjunto de sentimientos y pensamientos negativos que una persona tiene acerca de sí misma. Especialmente, en los niños, pueden ser difíciles de reconocer, sin embargo, interfieren enormemente en el desarrollo social y de la personalidad del pequeño. Muchas veces se han ido gestando dentro del núcleo familiar con frases como “que despistado eres”, “no es tan guapo como…”, “es un poco bajito”, “no habla bien…”.
Por todo lo anterior, es importante que el estilo educativo hacia los niños contenga tres ingredientes básicos: calidez, afectividad y apoyo emocional. Ninguno de estos elementos supone olvidar los límites que todo niño y adolescente debe tener, mejor, si son consensuados con los padres.
Imagen: blogspot