Pero, ¿qué ocurre cuando el desarrollo del niño empieza a limitarse y ese apego inicial que servía de soporte de diferentes áreas de desarrollo no se va transformando en una eclosión progresiva de la autonomía del hijo conforme pasan los años?
La sobreprotección no es una simple disposición de los padres en la educación de los hijos, estudios científicos relacionan esta disposición con algunos trastornos relacionados con el estado de ánimo para el futuro adulto (por ejemplo la depresión), marcando la influencia que tiene la familia en etapas tempranas para el desarrollo posterior del niño.
Por otra parte, los padres que permiten que sus hijos a veces se frustren y entiendan como reponerse a esa frustración, consiguen que en el futuro esos niños se enfrenten a la futura vida adulta con una predisposición y un estado de ánimo más positivo y adaptativo.
Para saber qué debéis reforzar en vuestro hijo sin convertiros en unos padres sobreprotectores es recomendable coger una cartulina en la que dibujar un círculo donde ponga AUTONOMÍA (¿Qué cosas hace vuestro hijo solo en casa?), otro círculo donde ponga DECISIONES (¿Qué decisiones se le permiten al pequeño que involucren a algún miembro de la familia o se realicen fuera de casa?), y otro círculo donde ponga EMOCIONES (¿Cómo resuelve una situación emocional positiva o negativa vuestro hijo?). Apuntad todas las que vayan apareciendo y os daréis cuenta dónde debéis reforzar al pequeño para que, poco a poco, sea capaz de resolver problemas, ser positivo y autónomo.
Imagen: medciencia