La mayoría de las veces el golpe se limita a los huesos del cráneo (traumatismo craneal) y puede aparecer un hematoma o chichón en la zona golpeada. En ocasiones se producen fracturas de huesos, pero suelen ser fracturas lineales que no dan problemas y que no afectan a los órganos intracraneales. Rara vez las fracturas son más complicadas o puede existir lesión cerebral.
Si nuestro peque se da un golpe en la cabeza es importante que lo observemos durante las primeras 24-48 horas. Algunos niños, tras el golpe, pueden vomitar y manifestar dolor. Por eso es mejor que tras el golpe estén en casa guardando reposo y con analgésicos. Podemos ponerles hielo o paños fríos si les aparece un chichón.
Si el golpe ha sido importante puede tener sueño. En esos casos debemos dejarle descansar, pero despertándole a menudo para ver cómo reacciona.
Debemos acudir al pediatra o a urgencias en caso de que vomite repetidamente, no ceda el dolor, se duerma en horas no habituales para él o no podamos despertarle, si sangra por el oído o por la nariz, si no puede mantenerse erguido, si tiene problemas para hablar o si su comportamiento no es al que nos tiene acostumbrados.
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