Para prevenir la carencia de yodo hay que tomar una serie de medidas: la utilización de sal yodada en las comidas (se aconseja añadirla al final de la cocción), el consumo de pescados de mar, algas, mariscos y algunos vegetales, según se hayan plantado éstos en un suelo rico o no en yodo.
Hay que tener presente que alimentos como las coles (coliflor, coles de bruselas, etcétera), la soja y el nabo pueden impedir la captación de yodo por parte de nuestro organismo, por lo que si se consumen es necesario hacerlos cocinados y no crudos, ya que el calor destruye esta acción.
Si a pesar de consumir los anteriores alimentos tu cuerpo necesita más cantidades de yodo, tienes que empezar a consumirlo tres meses antes de quedarte embarazada, siempre bajo prescripción médica, para así tener buenas reservas de este mineral. Normalmente, el ginecólogo te recetará algunos suplementos de yodo (unos 200 microgramos al día), ya que aunque se sigan las recomendaciones en cuanto a alimentación se refiere, siempre se va a necesitar una mayor cantidad de este mineral.
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