La mancha mongólica es una lesión en la piel característica de los recién nacidos. Suele tener un tamaño que varía entre los 4 y 12 centímetros, presenta una tonalidad azulada, verdosa o grisácea y suele aparecer con formas diversas y bordes difuminados.
¿Dónde puede aparecer?
Lo más habitual es que aparezca en la espalda, los glúteos o los hombros, aunque raramente también puede aparecer en los pies y en los muslos.
Estas manifestaciones dérmicas son propias de personas que pertenecen a países orientales (90% de los casos), de ahí su nombre, mongólica.
¿Es preocupante?
En absoluto. No tiene ninguna relación con el síndrome de Down o mongolismo.
¿Por qué se produce?
La causa es una acumulación de melanocitos, unas células que forman el pigmento que da color a nuestra piel y que la protege de los rayos ultravioletas. Estos melanocitos se disponen en capas de la piel más profundas de lo normal debido a la detención de una migración de la cresta neural a la piel durante la vida embrionaria.
¿Necesita tratamiento?
La mancha mongólica no es una lesión grave, ya que ni siquiera requiere tratamiento. Lo más habitual es que desaparezca sola, de manera espontánea, en los primeros años de vida del niño, a los dos años aproximadamente. Aunque puede retardarse su desaparición de manera poco habitual hasta los diez años.
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