En el segundo semestre del primer año, la progresiva combinación de la leche materna o de fórmula con otro tipo de alimentos contribuirá a lograr una cobertura adecuada a los nutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo.
Hacia los 12 meses de edad, el lactante ya debe recibir una variedad de alimentos distintos de la leche, a pesar de que ésta sigue siendo un alimento básico. Tras el periodo de lactante, el desarrollo del niño va estrechamente ligado al establecimiento del comportamiento alimentario, la velocidad de crecimiento disminuye y va adquiriendo habilidades progresivas hasta conseguir alimentarse por sí solo.
En la etapa preescolar, y muy influenciado por el ejemplo de los adultos, se comienzan a adquirir preferencias, aversiones y hábitos que serán difíciles de modificar hasta etapas muy posteriores, por lo que el establecimiento de patrones saludables en esta edad es de crucial importancia para el futuro.
Como norma general, la distribución en la dieta de los distintos de los distintos nutrientes debe ser tal, que se evite el aporte excesivo de grasa y también de proteína que no solo pueden producir problemas metabólicos inmediatos, sino que, además, están implícitas en la obesidad a largo plazo.
Los principales responsables de la educación nutricional de los niños son los padres, siendo normal la muestra de dudas ante la mejor forma de realizar esta tarea. Ante estas situaciones recae en el pediatra la responsabilidad de dar una correcta orientación, vigilancia y resolución de dudas, temores y problemas a este respecto.
Imagen: karenmcelroy
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