Con frecuencia, el verano se idealiza en exceso como ese tiempo en el que compartir muchos momentos en familia, planes divertidos y momentos inolvidables. En medio de la idealidad, luego aterrizamos en la realidad del día a día. Y lo que ocurre es que las personas somos exactamente las mismas a pesar de ser verano. Es decir, los conflictos frecuentes en una pareja durante el otoño también pueden aflorar en vacaciones.
Tener una vida familiar gratificante durante el verano parte, precisamente, de no poner una expectativas exageradas en este tiempo. Septiembre es el mes en el que se eleva el número de divorcios: sin duda, merece la pena tomar conciencia de que el amor se cuida con dosis de realismo y la familia también.
Para tener una vida familiar gratificante durante el verano conviene ajustar por tanto las expectativas a la realidad del momento y de la situación familiar. Por otra parte, también es importante desarrollar el sentido común de tener paciencia con los defectos del otro porque el otro también soporta los propios. Puedes mirar la realidad de tu familia con el efecto lupa que produce obsesionarte con lo que no te gusta o por el contrario, puedes practicar la inteligencia emocional de relativizar las dificultades para resaltar todo lo que brilla en tu casa.
Para tener una vida familiar gratificante durante el verano es muy importante que vivas las vacaciones según tu criterio y el de tu familia. No te compares con nadie más. Tener un verano feliz no es sinónimo de viajar lejos de casa porque no existe lugar tan especial como el hogar. El verano es un periodo con principio y final: disfrútalo. Merece la pena conectar con el presente para sacar el máximo partido al ahora.
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