A partir de los doce meses tu pequeño ya dispone de total movilidad, sin embargo, aún no es del todo independiente porque, aunque es posible que sea capaz de dar sus primeros pasos, no lo puede hacer él solo, se tambalea y busca apoyo en los muebles, la pared, y hasta las piernas de los adultos… Es por ello que en esta etapa de su vida resultan de gran ayuda ciertos juguetes en los que se pueda apoyar y que le otorguen seguridad en su deambulación.
Es el caso de los carritos con barra de empuje para que un adulto pueda dirigir el paseo del pequeño hasta que él pueda hacerlo por si mismo. De esta forma el niño se siente independiente porque no va en brazos de sus padres, y puede ser y sentir todo lo que le rodea, sin peligro de caídas. Además, de esta forma se potencia una actividad entre padre-hijo que favorece su unión y complicidad.
Otro elemento útil que le permite mejorar el control de su cuerpo y adquirir numerosas habilidades y destrezas psicomotoras es el balancín. Este juguete le permite disfrutar del movimiento, ejercitando el sentido de equilibrio, algo que le ayuda en el aprendizaje de andar.
Pero por otro lado, una importante ayuda para que consiga dar más pasos seguidos es un juguete que le permita empujarle por detrás mientras anda. De esta forma se estimula su marcha y la orientación espacial, mientras que también mejora su equilibrio.
Cuando el pequeño se acerca a su segundo cumpleaños los padres pueden ir pensando en regalarle un coche de juguete. Cuando se desplazan con él toman conciencia de que usando las piernas y los pies pueden moverse sin la ayuda de sus padres, lo que potencia su autonomía y confianza. A su vez es un juguete perfecto para que sus músculos adquieran la fuerza que necesitan para andar y correr.
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