Os dejo una serie de recomendaciones para disfrutar de vuestro pequeño este verano sin sustos ni sobresaltos innecesarios. Es mucho más fácil de lo que pensáis, no os preocupéis.
- Itinerarios ambiciosos: planificar un verano sobrecargado de actividades y desplazamientos puede ser frustrante y desesperante. No hay que olvidar que el bebé tiene unas capacidades y unos biorritmos distintos a los adultos. Será más placentero si planificamos un verano que se adapte a las necesidades del bebé, que nos permita descansar y disfrutar en familia. Los niños requieren su tiempo. Hay que olvidar las prisas. Si planificamos más de un destino, puede ser más estresante.
- Una maleta inadecuada: no preparar un completo equipaje para el bebé nos puede llevar a una molesta situación de buscar en lugares desconocidos ropa, alimentos o menaje más caros y menos adecuados. El equipaje del niño será mayor cuanto más pequeño sea. Hacer una lista días antes puede ayudarnos.
- La documentación del pequeño: si viajamos al extranjero, no debemos olvidar la documentación del bebé (pasaporte propio o inscrito en el de los padres), ni desconocer las precauciones del país de destino (si precisan medicación o vacunas preventivas de ciertas enfermedades; algunas están contraindicadas en los primeros años de vida). No se debe viajar sin las vacunas que le corresponden para su edad, según el calendario vigente. También es aconsejable llevar la documentación sanitaria por si precisa de asistencia en el lugar de descanso.
- Exposición solar: los bebés menores de seis meses no deben exponerse a los rayos directos del sol. Es fundamental dejar al bebé siempre en la sombra y con crema solar, pues la sombrilla puede dejar pasar un 30% de las radiaciones solares.
- Solo en el vehículo: nunca se debe dejar solo al bebé en el coche; no podremos oírle ni protegerle, y puede sufrir un golpe de calor.
- Ciudado con los mosquitos: jamás se debe dejar al bebé a la intemperie sin protección adecuada, por riesgo de picaduras o agresiones animales. Un bebé siempre ha de estar acompañado y supervisado. Protegerles con tela de tul evitará molestas picaduras.
- Ojo en la piscina: en el agua, aunque solo tenga unos centímetros, nunca debemos perder de vista a los niños. Pueden girarse y meter la cabeza.
- Atención al agua: no debemos preparar alimentos infantiles ni dar a los bebés agua que no conozcamos su composición; puede no ser adecuada para ellos y desencadenar diarrea, vómitos o deshidratación. Es aconsejable darle agua mineral natural envasada que indique “apta para la preparación de alimentos infantiles”. Asimismo, no debemos cambiar su alimentación y cuidar la preparación de los alimentos para evitar infecciones o intolerancias lejos de nuestro entorno habitual, pues nos puede dificultar su adecuada atención médica.
Foto | Joliebird