Durante los primeros tres o cuatro meses de vida, el bebé puede presentar episodios de llanto excesivo y desconsolado (sin motivo aparente), irritabilidad y malestar, que suelen acompañarse de un encogimiento de las piernas y un enrojecimiento de la cara y el cuerpo. Se trata de los cólicos del lactante, un problema que afecta hasta el 40% de los bebés y que se puede presentar a diario (al menos, dos o tres veces a la semana).
No se conoce a qué se deben exactamente, pero, al parecer, la causa principal es la inmadurez del intestino del niño. A partir del cuarto mes, los cólicos comienzan a disminuir paulatinamente, terminando por desaparecer por sí solos.
- Atender al bebé: cambiarle de postura, mecerle, ponerle el chupete, hablarle con suavidad o proporcionarle contacto físico, transmitiéndole calma, son acciones que pueden disminuir o aplacar el llanto y la inquietud del bebé. A menudo, el cuadro también mejora cuando al pequeño se le somete a un movimiento vibratorio (por ejemplo, al transportarle en el coche).
- Darle un masaje: ciertos tipos de masajes en la zona abdominal pueden llegar a aliviar los cólicos. También podemos probar a flexionar las piernas del bebé encima de su propia tripa.
- Combatir los gases: aunque no se ha demostrado que los gases sean una causa del cólico, evitarlos y fomentar su expulsión, será de ayuda. Para ello, procuraremos que el bebé trague la menor cantidad de aire posible al comer y que eructe bien después de las tomas.
- Modificar la dieta: algunos bebés mejoran con ciertos cambios dietéticos, tanto si están recibiendo lactancia materna (actuando sobre la dieta materna) como artificial. En los lactantes alimentados con leche de fórmula se puede recurrir, como alternativa, a la leche hidrolizada (las proteínas están fraccionadas por métodos industriales). Además, en el mercado hay preparados lácteos denominados anticólico o confort que son nutricionalmente adecuados y que intentan mejorar el cólico y otros trastornos digestivos leves como el estreñimiento o el exceso de gases. Es particularmente importante consultar al pediatra antes de llevar a cabo cualquiera de estas medidas dietéticas.
- Probar preparados fitoterápicos y probióticos: existen en el mercado productos realizados a base de extractos vegetales (fitoterápicos) y compuestos por hinojo, solo o en combinación con melisa, manzanilla, menta o regaliz; que han demostrado su eficacia para disminuir las molestias. Por su parte, los probióticos son preparados que contienen bacterias vivas, habitantes de la flora habitual del intestino humano. Administrados por vía oral carecen de efectos perjudiciales y, al reequilibrar la proporción de bacterias del intestino, pueden tener diversos efectos beneficiosos potenciales sobre el tubo digestivo y el desarrollo inmunitario. También es imprescindible informar al pediatra de esto.
- Mantener la calma y descansar: teniendo claro que los cólicos son algo pasajero y banal (sin consecuencias negativas para el bebé), y que nuestro hijo está sano, es esencial mantener la calma. Nuestro estado de ánimo irritado sólo empeorará la situación.
El cólico es bastante molesto para el bebé y solo se soluciona con el paso del tiempo. No hay un tratamiento totalmente eficaz, pero sí podemos recurrir a estos trucos para hacerlos más llevaderos.
Fotos | clappstar; Nongbri Family Pix
[…] Las tareas habituales que realiza una salus van desde las más comunes como el baño hasta darles la toma correspondiente. Pero, además, practican masajes tonificantes al pequeño, realizan la cura del ombligo o la aspiración de las secreciones y saben reconocer algunos de los trastornos más típicos de los primeros meses, como la gastroenteritis, las infecciones de oídos o los cólicos. […]