Las leches infantiles no son un avance más del siglo XX, sino que ya desde antes del siglo XIX se recoge información sobre el uso de preparados lácteos especialmente adaptados a los lactantes para su alimentación, en aquellos casos en los que la lactancia materna no era posible o era insuficiente.
Desde entonces, mucho ha cambiado su composición y sus características, pero en todo momento la finalidad de estos productos ha sido aportar a los bebés un alimento lo más adaptado posible a sus necesidades nutricionales, que les ayude a mantener un ritmo adecuado de crecimiento y desarrollo.
Esta evolución ha sido especialmente importante durante los últimos 20 años, en los que las leches infantiles han experimentado importantes mejoras, gracias a la investigación pediátrica, que ha permitido conocer cada vez mejor las necesidades de los lactantes, y al desarrollo de la tecnología alimentaria, que ha posibilitado incorporar novedosos ingredientes que acerquen cada día más su composición a la de la leche de la mujer.
Así, es importante tener en cuenta que hasta el momento actual se han identificado más de 130 tipos de compuestos presentes en la leche materna, de los que una parte importante se ha ido incorporando a las leches infantiles, y otros muchos aún se encuentran en estudio para acabar de conocer sus funciones y posibles efectos beneficiosos.
Consejos a la hora de elegir una leche infantil
- Escoge la que se adapta a su edad (leche para lactantes, de continuación o de crecimiento).
- Valora los ingredientes de su composición. No todas las leches son iguales, la mejor leche será la que más se parezca a la materna y que incluya en su composición los nutrientes presentes en la misma que favorecen el óptimo desarrollo del bebé. Además del peso y talla, que son fáciles de cuantificar y de conocer, hemos de tener en cuenta que en las primeras etapas de la vida existen órganos y sistemas que se encuentran en fase de desarrollo y cuya maduración no es tan fácil de medir. Por esta razón, es importante escoger que las leches incluyan nutrientes presentes en la leche de mujer que se relacionan con la maduración de las defensas naturales (sistema inmune) como son los nucleótidos, inmunoglobulinas o lactoferrina de la leche materna; tener en cuenta el desarrollo visual y cerebral, la mineralización ósea, la maduración del sistema digestivo y una flora intestinal saludable (gracias al aporte de prebióticos y probióticos como Bifidobacterias y Lactobacterias).
- Evalúa que sea digestiva. Ingredientes como el ?-palmitato o la combinación de lactosa con dextrinomaltosa ayudan a mejorar la tolerancia de las leches infantiles y a evitar que éstas sean astringentes y provoquen la aparición de heces duras y poco frecuentes.
- Considera su calidad. No está de más escoger productos de empresas que cuenten con un amplio bagaje en la elaboración de este tipo de productos, y que dispongan de certificados internacionales relativos a la calidad de sus productos.
Una leche diferente para cada etapa de crecimiento
Las fórmulas infantiles que se utilizan con mayor frecuencia son las leches para lactantes o leches 1 (desde el nacimiento hasta los cinco o seis meses) y las leches de continuación o leches 2 (de los seis meses en adelante).
Tanto unas como otras van destinadas a la alimentación de los lactantes sanos, entendiendo como tales aquellos que no presentan ningún trastorno relacionado con la absorción, digestión, metabolismo o tolerancia de sus nutrientes. En este tipo de productos, siempre se busca conseguir la máxima semejanza con la leche materna, e incluir en su composición aquellos compuestos presentes en ella que la investigación pediátrica ha puesto de manifiesto que poseen efectos beneficiosos para el correcto crecimiento y maduración de los bebés.
Las leches de continuación o leches tipo 2 siguen presentando un gran parecido con la leche materna, y respecto a las leches para lactantes, incorporan un mayor aporte de proteínas, de energía y de algunas vitaminas y minerales, así como un aporte de hierro más elevado, ya que están destinadas a los bebés de mayor edad, y por tanto con un peso y talla mayor y con unas necesidades de nutrientes mayores. Además, algunas leches de continuación contienen lactobacilos y bifidobacterias, para conseguir que los lactantes tengan una flora intestinal beneficiosa.
Como transición entre las leches de continuación y la leche de vaca, se encuentran las leches de crecimiento o leches 3, destinadas a la alimentación de los niños entre uno y tres años. Estos productos se encuentran especialmente adaptados a los niños de corta edad, cuyo sistema digestivo y renal todavía se encuentra en desarrollo, y para los cuales la composición de la leche de vaca representa un aporte excesivo de proteínas y sales minerales, además de proporcionar una cantidad reducida de hierro y ácidos grasos esenciales.
Aunque por sus características nutricionales las leches destinadas al lactante sano sean las más adecuadas para los bebés, no siempre se pueden usar este tipo de productos para la alimentación de los más pequeños de la casa. En ocasiones, debido a alergias o intolerancias a diferenes nutrientes, es necesario recurrir a otro tipo de preparados especialmente adaptados para estas situaciones: las leches especiales.
Hay leches anticólico, antiregurgitantes, sin lactora, elaboradas a partir de proteínas hidrolizadas o de arroz… que deben utilizarse siempre bajo el consejo y supervisión de un profesional sanitario, especialmente el pediatra, ya que de forma previa a su uso puede que sea necesario realizar diferentes controles al bebé para identificar con claridad las molestias digestivas que padece.
Ajustadas a una normativa
Para valorar la composición de las leches infantiles deberemos tener en cuenta que todas ellas tienen una base común (debido a que han de cumplir unos mínimos nutricionales) y una parte diferencial, dependiendo de los ingredientes funcionales que incorporen en su formulación.
La base común se encuentra establecida en las normativas europeas que regulan la composición de las leches infantiles, de cumplimiento obligatorio para todos los productos de este categoría que se comercializan en los países de la Unión Europea.
Estas normativas tienen como finalidad que todas las fórmulas infantiles dispensadas en farmacias o comercios minoristas de los países miembros cumplan con unos requisitos mínimos desde el punto de vista nutricional, asegurando una concentración mínima de los nutrientes necesarios para el correcto crecimiento y desarrollo del bebé.
Por otra parte, existen diferentes comités internacionales de pediatría como la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN), integrada por gastroenterólogos e investigadores pediátricos de reconocido prestigio de diferentes países europeos, y la Academia Americana de Pediatría (AAP). Estos organismos proponen recomendaciones no obligatorias, pero sí aconsejables, para conseguir que una leche infantil presente una cierta similitud con las características y beneficios de la leche materna, y se adapta a las necesidades y limitaciones fisiológicas del lactante durante los primeros años de vida.
Así pues, que una leche infantil cumpla con las directivas europeas y las recomendaciones de la ESPGHAN y la AAP no será un hecho diferencial, ya que la mayor parte de los productos lo hacen.
Una alimentación saludable
En la actualidad, una de las áreas de investigación a la que se están dedicando grandes recursos humanos y económicos es el estudio de la influencia de la alimentación durante los primeros meses de vida sobre el posterior desarrollo de diferentes patologías en la edad adulta, como puede ser el caso de la obesidad y el sobrepeso, las patologías cardiovasculares o la diabetes.
A nivel europeo, existen diferentes estudios en este sentido, y la finalidad de los mismos es el desarrollo de alimentos infantiles que permitan, desde edades muy tempranas, evitar en la medida de lo posible el desarrollo de las llamadas enfermedades de la civilización.
Así, en varios laboratorios españoles se están realizando proyectos destinados a conseguir el mejor estado de salud posible para nuestros lactantes y, en general, para el futuro de nuestra población. Por esta razón, se investiga y se desarrollan nuevos alimentos infantiles que se adapten a estas nuevas tendencias.
Fotos | Tom & Katrien; Alicia Voorhies; Honza Soukup