Agotamiento, irritabilidad, sensación de no poder dar más de sí, dificultad para mantener la atención y problemas de memoria son algunos de los efectos derivados de la falta de descanso que provoca a los nuevos papás cuidar de su recién nacido. Es lo que se ha denominado popularmente como baby lag. Este término es una adaptación de jet lag, el desequilibrio entre el reloj interno y los husos horarios causado por los largos viajes en avión.
Los ilusionados padres suelen sufrir baby lag, sobre todo durante los primeros meses de vida de su pequeño, debido a las dificultades para lograr un sueño adecuado (en cantidad y calidad) por cumplir con las atenciones y necesidades que requiere el nuevo miembro de la familia: alimento, aseo, atención, afecto y compañía emocional, visitas al pediatra…
Dificultad para resolver problemas cotidianos
El primer síntoma de que estamos sufriendo el llamado baby lag es el cansancio extremo, pero hay más señales como sufrir un elevado nerviosismo e irascibilidad, la sensación de que vamos con el piloto automático todo el día, la dificultad para mantener la concentración y además repercute en la capacidad de resolución de problemas cotidianos. Esta situación provoca tanto malestar en los padres que existen una serie de recomendaciones para sobrellevar el denomina baby lag:
- Turnarse para descansar. Uno de los miembros de la pareja puede dormir, mientras el otro se encarga del bebé.
- Cerrar los ojos en cuanto se pueda. Si bien es la noche cuando el reloj interno del cuerpo marca la necesidad de dormir, es mejor hacerlo en otras horas que no hacerlo. Conviene dormir cuando el pequeño también duerme. Es posible que no se llegue a un estado de sueño profundo, pero proporcionará algo de descanso.
- No perder los nervios. Saber que a partir del cuarto mes los niños normalizan un poco sus ritmos de sueño brinda algo de tranquilidad. Por lo demás, estar relajados favorece conciliar el sueño más rápido, lo cual permite sacar el máximo partido al tiempo disponible.
- Evitar las bebidas con cafeína y la comida demasiado abundante. Estos factores perjudican el buen dormir y pueden ser aliados del baby lag.
- Proporcionar al bebé el mejor sueño posible. Cuanto mejor duerma el bebé, mejor lo podrán hacer también sus padres. En casa debe prevalecer un ambiente de relajación y serenidad.
Reconocerse como madre
La llegada de un nuevo miembro a la familia, sobre todo si es el primero, marca un cambio importante en la vida de la pareja. Se produce un antes y un después en todos los frentes de la convivencia y sobre todo las prioridades cotidianas se modifican para este feliz acontecimiento. Pero, ¿cómo lo viven la mujer y el hombre a nivel individual?
La mujer tendrá que ir reconociéndose en su nueva identidad de madre, con las inseguridades que ello conlleva, tendrá que asumir una gran responsabilidad para la que no se siente aún preparada, pasar de ser hija a madre, de cuidada a cuidadora. Se ponen en juego infinidad de variables hormonales, físicas, psicológicas y emocionales. Y el hombre, que previamente era el protagonista para su pareja, puede sentirse desplazado e inseguro debido a lo que se espera de él ante su nuevo rol como padre.
Y es que a la falta de sueño se van a unir las exigencias dispares entre el padre y la madre, ambos sienten la necesidad de espacio personal y de espacio para la pareja, pero sienten que el bebé les invade por completo, y esto no es fácil de gestionar. El cansancio y la sensación de no parar ni un minuto junto con la responsabilidad hacen que en muchos casos surjan disputas entre la pareja. Además, hay falta de diálogo, porque se sienten sobrepasados por la obligación que conlleva cuidar a un bebé de pocas semanas.
Otro aspecto que suele generar estrés y roces entre la pareja es la presencia continua en el domicilio, sobre todo durante el primer mes, de amigos y familiares que acuden a ver al bebé. Todos estos factores provocan que las primeras semanas la situación sea insostenible al sentirse desbordados. Para superar esta primera etapa, la mejor receta es vivirla con tranquilidad e ilusión y apoyándose mucho el uno en el otro, formar equipo.
Uno de los factores que más inciden en la falta de sueño de la madre es la regulación de las tomas del bebé. Entonces, surge la duda, ¿lactancia regulada o a demanda? Hasta que el bebé tiene tres meses es aconsejable que la lactancia materna sea demandada, porque el vaciado gástrico del lactante, aproximadamente, se produce entre dos y tres horas. Además, la lactancia por debajo de los tres meses ejerce también la función de vínculo emocional entre la madre y el bebé. Es el momento en el que el pequeño recibe el afecto a través del piel con piel con su mamá. Es a partir de los seis meses cuando se puede empezar a plantear las rutinas (las tomas, el paseo, el baño, el masaje) siempre teniendo en cuenta la vida cotidiana de la pareja.
Momentos para la pareja
Otra de las parcelas que se ve alterada cuando hay un nuevo miembro de pocas semanas en la familia son las relaciones íntimas. Cuando hay falta de sueño y grandes dosis de cansancio parece que las relaciones sexuales paran a un segundo plano, sin olvidar que la sexualidad de una pareja incluye abrazos, caricias, una mirada cómplice, una palabra tierna…
Es frecuente que al principio la mujer no se sienta aún cómoda con su cuerpo. Y si hay lactancia materna para ambos miembros puede ser complicado integrar el pecho con algo erótico y a la vez “propiedad” del bebé. Lo más importante es que exista diálogo, que se pueda hablar sobre cómo se sienten, sin exigencias, sin reproches, intentando entender al otro en sus necesidades (sexuales, de sueño, de ternura, de implicación en los cuidados del bebé, en el reparto de tareas) y poco a poco se recuperarán esos momentos únicos para ambos.
Tras unos primeros meses de infarto, en los que los papás no tienen tiempo para nada más que no sea cuidar del bebé, con el paso de las semanas irán recuperando espacios y tiempos de su vida cotidiana. La serenidad y la ilusión reaparecerá en su día a día con sentido común y esforzándose por lograr que cada día sea diferente al anterior, sin caer en la rutina y haciendo de cada progreso de nuestro hijo un motivo de alegría. Para entones, el terrible baby lag habrá pasado a la historia. Seguro.
Fotos | J.K. Callif; Rachel; BKWellcome; OakleyOriginals