Primero achica los ojitos, después ríe con ganas. Las primeras sonrisas de los bebés, los gorgojeos del primer año, se convierten ahora en sonoras carcajadas llenas de alegría. Es, en realidad, una alegría compartida. Nosotros, sus padres, somos su principal fuente de felicidad. Y viceversa. Lo dicen todos los padres: la risa de un hijo es probablemente el sonido más maravilloso que se puede escuchar.
Los bebés de un año gatean con rapidez o comienzan a dar sus primeros pasos. Aquellos juegos de todo la vida como “aserrín, aserrán”, “la carretilla”, “los gestos frente al espejo” o “al paso, al trote y al galope” despiertan risas y carcajadas. La felicidad se materializa en risa, y la risa es incompatible con otros estados de ánimo que nos ocupan a lo largo del día.
A esta edad se encuentran en la fase del juego funcional, es decir, su actividad se centra en el conocimiento del cuerpo, en su entorno y su funcionamiento. También van aprendiendo que una causa trae consigo un efecto. Y no se cansan de comprobarlo: pueden jugar durante horas a arrojar el mismo juguete desde la trona, riéndose con la misma intensidad que la primera vez. El vínculo, la seguridad y la autoestima aumentan cuando compartimos esos juegos con ellos.
Por eso, y en caso de que estéis escasos de juegos dinámicos para los niños, que para eso son los que más les gustan, os dejo estos ejemplos que harán las delicias de los peques.
A gatas en el suelo, enfrente del niño, cantas: “Soy un elefante que camina despacito hacia delante”. Caminas hacia él con pasos lentos y torpes. “Soy como un cangrejo y de lado y rápido me alejo” y te alejas con pasos rápidos de lado. “Soy un avestruz, me voy corriendo para que no me pilles tú” y le provocas para que corra detrás de ti (a gatas o correteando). En todos los casos, el niño correrá riéndose para que no lo cojas o te querrá imitar y pillar.
La barca
Coloca al niño tumbado boca abajo sobre un balón grande de playa o un cojín grande, de manera que no toque el suelo, sujétale bien y balancéale hacia un lado y hacia otro, hacia atrás y hacia delante mientras cantas: “Vamos para un lado, vamos para otro, esta barca se mueve mucho; corre, corre, papi, ¡que te cojo!” Ahora te pones delante de rodillas y corres cuando el niño vaya hacia delante para cogerle.
Gusanillos escondidos
Coge una caja de galletas y hazle cuatro agujeros por los que entren los dedos con holgura. Después, te colocas globos de distintos colores en cada dedo (puedes pintarles caras para hacerlos más atractivos). A continuación, vas sacando uno a uno mientras cantas:
- Dedo blanco: “Esta es la orugita que te muerde en la barriguita”, y le das pequeños mordisquitos en la tripa.
- Dedo amarillo: “Por aquí sale la abejita que te pica en nariz y orejitas”, y le pellizcas levemente en la nariz y las orejas.
- Dedo marrón: “Este gusano es de color marrón y quiere que te dé un coscorrón”, mientras chocas levemente tu frente con la suya.
- Dedo azul: “Este gusano azul es, y cosquillitas quiere que te haga en los pies”, y le haces cosquillas en los pies. Repítelo varias veces.
Tumba al niño de espaldas y cuéntale cómo cambia el tiempo. Le acaricias la espalda y le haces cosquillitas mientras le cuentas esta historia: “Corre el aire despacito por tu espalda y nos hace cosquillitas (le rozas levemente con todos los dedos la espalda en todas direcciones). ¡Uy!, parece que están empezando a caer gotitas (le gas golpecitos con la punta de los dedos a lo largo de la espalda), pero ¡cómo mueve el aire las hojitas! (le acaricias la espalda con la palma de la mano haciendo círculos en todas direcciones). ¡Vaya! ¡Mira cómo llueve, esto ya no son gotitas! (y le das golpecitos más rápidos con la punta de los dedos y con un poquito más de presión que con las gotitas)”. Finalizas otra vez con viento suave.
Globos vibrantes
Infla un globo pequeño y coloca una parte en la cara u oreja del niño y la opuesta en tu boca. Vocaliza o habla despacio (vocales, onomatopeyas de ruidos o animales, palabras de dos sílabas) y así el niño percibirá las vibraciones. Le sorprenderás, le harás reír y querrá repetir o, incluso, hacerlo él.
Cosquillas
Necesitas plumas, brochas de maquillaje, algodón, telas suaves y pajitas de beber. Le das algunas de estas cosas para que te imite y le vas haciendo cosquillas con cada una de ellas en la carita, cuello, manos, tripa, espalda, pies, etc. Con la pajita le soplas suavemente las manos, cuello o brazos (evita la cara porque le resultaría molesto).
Y de momento eso es lo que se me ha ocurrido. Por supuesto, vuestras contribuciones serán más que bienvenidas a través de los comentarios del blog. Personalmente me encantaría conocer vuestros juegos con los niños para poder disfrutar con mis peques gracias a vuestras ideas.
Fotos | Rob, Joyce, Alex & Nova; Paolo Marconi; Mike Renlund