Parecía que no iba a llegar nunca el día y ya ves, tu bebé empieza a caminar solo. Un logro importantísimo, y de los más celebrados, para la conquista de su autonomía. Ahora bien, a la vez que el comienza a dar sus primeros pasos, tú tendrás que tomar algunas medidas para favorecer el desarrollo de sus diminutos pies y conseguir que crezcan fuertes y sanos.
¡Cuánto bien le hace andar descalzo!
Para empezar, hay que dejar que el bebé camine descalzo todos los días un ratito. Que lo haga así resulta fundamental para el correcto aprendizaje de la marcha y el equilibrio, permite el desarrollo de la musculatura intrínseca y extrínseca del pie, proporciona estabilidad al tobillo y mejora el desarrollo del arco plantar, el control postural y la dinámica general. Andar sin zapatos, además, evita que le suden los pies y le aleja de posibles infecciones por hongos.
Lo ideal es dejar que tu hijo camine descalzo en casa, por el césped de un jardín o la arena de la playa, siempre en lugares libres de agentes agresivos que puedan causarle heridas. Esta experiencia, además de contribuir al buen desarrollo de sus pies, le ayuda a conocer las texturas y temperaturas del suelo, un descubrimiento estupendo para estimular su desarrollo cognitivo. También le permite observarse los deditos de los pies, un dato más para que vaya haciéndose una idea cada vez más acertada de su aspecto físico.
Buenos zapatos… ¡y de su número!
Pero claro, tu bebé no puede ir a todas partes descalzo y para salir a la calle tendrás que comprarle sus primeros zapatos para andar. Estos deben protegerle el pie de golpes y heridas, pero también permitir la máxima movilidad del tobillo, para que así favorezcan el desarrollo anatómico y funcional del pie.
Los primeros zapatos del bebé deben ser cómodos, flexibles, transpirables y con la suela semidura: es decir, ni excesivamente blanda ni demasiado rígida. No son adecuados los zapatos abotinados, porque no permiten la movilidad libre del tobillo y ello dificulta el desarrollo de la pierna, ni tampoco las chanclas ni los zapatos que van sin sujeción por detrás, porque a un niño tan pequeño se le salen y tropieza con ellos, ni tampoco los zapatos de suela dura, porque impiden una flexión correcta del mediopié al caminar y ello va en detrimento del desarrollo muscular del pie.
En cualquier caso, recurrir a una firma de confianza y experiencia en calzado infantil es la mejor garantía para asegurarte de que los primeros zapatos “de mayor” que vas a comprar a tu hijo son de calidad.
Elegido el modelo, tendrás que asegurarte de que los zapatos son justo de su número, para que ni le hagan daño (esto propicia las rozaduras) ni se le salgan (el pequeño estaría más expuesto a tropezones y torceduras de tobillo). Para acertar, lo mejor es que vayas con él a la zapatería, se los pongas ajustándoselos bien por detrás y compruebes, apretando suavemente la puntera del zapato, que al dedo pulgar le falta alrededor de un centímetro para llegar a ella.
Eso sí, sus zapatos deben ser nuevos, estrenados por él, nunca heredados de sus hermanos o primos mayores. Cada niño tiene una manera particular de andar y ponerle zapatos usados, aunque estén muy poco desgastados, pueden afectar a su desarrollo podal.
Los calcetines son otro detalle a considerar. Deben carecer de costuras e hilos interiores, para evitar que le hagan daño o le rocen. En cuanto a la goma, no debe hacerle marcas en la pierna, porque además de que resulta muy incómodo, es malo para la circulación. Si tu hijo tiene las piernas gorditas, ajusta los calcetines a un vaso durante un par de horas, antes de ponérselos a él, para que la goma elástica se dé un poco de sí.
¿Es malo que se siente sobre los talones?
Es habitual que el niño pequeño se siente con las rodillas dobladas y los pies hacia los lados (postura de w). Cuando es algo mayor, suele sentarse sobre los talones y al final del crecimiento suele hacerlo como los indios, con las piernas hacia adentro.
La postura adoptada en cada momento del desarrollo depende de la forma de los huesos en ese período, que pasa de ser una rotación interna a rotación externa de forma progresiva durante la maduración esquelética. Por eso los padres deben estar tranquilos: ninguna de estas posturas repercute en el desarrollo de las caderas, rodillas o pies, por lo que no merece la pena atosigar al niño para que se siente de otra manera.
Pedicura, masajes…
Si quieres prodigar más mimos a los “recién estrenados” piececitos de tu bebé, toma nota:
- Después de bañarle, acuérdate de pasarle la punta de una toalla entre los dedos, también por la parte inferior de los mismos, tanto por delante como por detrás, para evitar que estas zonas se le queden húmedas, porque la humedad hace proliferar los hongos.
- Cada vez que tengas que cortarle las uñas, hazlo en forma de cuadrado, no en redondo. Es el modo más eficaz de prevenir que los laterales se le claven en la sangre, según le vayan creciendo.
- Para que descansen sus pues, todas las noches, masajéale las plantas con tus pulgares, ascendiendo desde el talón hasta los deditos por la parte central de la planta y descendiendo por los laterales hasta llegar de nuevo al talón. También te agradecerá que le masajees los deditos, uno por uno, haciendo ligeros estiramientos y movimientos circulares sobre ellos. Los masajes y estiramientos suaves no son imprescindibles, pero sí muy recomendables porque constituyen un estímulo mecánico y por lo tanto, contribuyen al buen desarrollo del pie.
Con todos estos cuidados lograrás que el desarrollo de los pies de tu hijo sea perfecto, no le acarree problemas de salud y le permite caminar cada vez con más soltura.
Fotos | another sergio; Brad; Gregory Siebert
Sonia says
Cuando mi hijo empezó a andar quise que alternara el ir descalzo con unos zapatos primeros pasos de Attipas como http://www.mamisetas.es/zapatos-bebe/zapatitos-primeros-pasos-bebe-attipas?product_id=616 Son geniales por su flexibilidad, además de que no tienen ataduras y son transpirables!