La rectorragia consiste en la presencia de sangre en las heces de los niños. Aunque es un cuadro que suele alarmar mucho, es frecuente en pediatría, ya que muchos procesos banales, como las fisuras anales o las gastroenteritis, por citar dos casos comunes, pueden provocar su aparición. La rectorragia consiste en la aparición de sangre de color rojo, visible en las heces, y que suele proceder de partes bajas del intestino.
Aunque muchas de las causas que pueden producir la presencia de sangre en el aparato digestivo son banales, en raras ocasiones sí pueden ser reflejo de un cuadro más importante. Por eso, y ante su hallazgo, se debe acudir siempre al pediatra o incluso a urgencias, si el sangrado es abundante o el niño tiene mal aspecto.
¿Es fácil saber si un niño tiene sangre en las heces?
Cuando la sangre procede de partes bajas y es roja, sí. Pero si la sangre procede de partes más altas del intestino y está digerida, lo único que se aprecia es que las deposiciones son de color más oscuro, casi negro, y eso puede pasar desapercibido. Si el sangrado es abundante, algo raro en niños, entonces podrían aparecer síntomas como mareos, palidez o aumento de la frecuencia cardíaca. En estos casos siempre se debe acudir, de forma rápida, a un servicio de urgencias.
A veces lo que presenta el niño es una anemia que, al ser estudiada, objetiva la presencia de sangre en las heces cuando se busca de forma intencionada, algo que se suele realizar de forma casi rutinaria en niños que presentan anemia o heces alteradas, con un simple análisis de laboratorio de las heces.
¿Por qué se produce?
En los niños con pocas horas o días de vida el origen más frecuente de la sangre en las heces suele ser la sangre deglutida por el propio niño durante el parto. Existen otros cuadros, como el déficit de vitamina K, la enterocolitis necrotizante o las malformaciones congénitas, que pueden afectar al aparato digestivo y generar sangrado, pero, por suerte, son mucho menos frecuentes.
En los lactantes a veces existe ingesta de sangre por fisuras en el pecho de la madre o bien por gastroenteritis, aunque también hay cuadros menos frecuentes, como las invaginaciones o los divertículos de Meckel.
En edad preescolar y escolar, el pediatra descartará, además gastroenteritis bacterianas, fisuras anales y otros cuadros como hemorroides, procesos inflamatorios o incluso pólipos.
¿Cómo se estudia la presencia de sangre en las heces?
Entre las pruebas que se pueden realizar se encuentra la analítica de sangre, la búsqueda de sangre en las heces, las radiografías y la endoscopia digestiva. En los casos de hemorragia baja en la que aparece sangre roja en las heces, se suele añadir la realización de un cultivo de las heces.
Otras pruebas algo más específicas y menos comunes son la utilización de isótopos, arteriografías o incluso la realización de una laparotomía en casos urgentes, severos o en los que se sospechan causas de las menos habituales. Sin embargo, en la mayoría de los casos todo esto no suele ser necesario.
Hay casos en los que el sangrado puede requerir que los estudios se hagan con el niño ingresado. Sin embargo, la mayoría pueden ser seguidos en consulta pues suelen ser casos leves cuyo origen reside en cuadros banales como fisuras anales o gastroenteritis, que se resuelven en pocos días. En cualquier caso, siempre debe ser un motivo de consulta pediátrica.
Fotos | David Goehring; futurestreet