Una vez que has sido madre, debes tener en cuenta los 12 cambios que transformaran tu vida:
- La familia se modifica. Con la llegada de un bebé no sólo nace un hijo, sino que nace una madre, un padre, unos abuelos, unos hermanos, unos tíos… La estructura sistemática de la familia cambia y, por lo tanto, existe una restructuración necesaria y sana.
- El egoísmo que pudiera haber se transforma en amor. El “yo” pasa a ser “nosotros” y en algunos casos “el” o “ella”. Al principio son muchas las familias que declaran que toda su vida gira en torno al bebé, pero, poco a poco, los horarios se van reajustando para poder dedicar a cada cosa su tiempo. Dejar desatendidas otras funciones para focalizar el tiempo en el bebé nos puede jugar malas pasadas. Una mamá o un papá sobrecargados no son felices y no disfrutan la paternidad.
- Pueden sobrevenir sentimientos y emociones contradictorios. Amor y temor a no dar la talla o a no ser lo suficientemente responsable como para merecer dicho amor. El equilibrio entre ambos sentimientos debe existir y manifestarse para fomentar el buen funcionamiento familiar.
- Entiendes mejor a tus padres. Normalmente se refuerzan los vínculos paternos. Se admira, se respeta y se necesita estar más cerca de los padres que nunca. Espontáneamente surge un sentimiento de gratitud ante ellos.
- Aparece una sensibilidad especial ante el llanto de cualquier bebé. Poco a poco te vas haciendo consciente de cómo tus sentidos se agudizan para proteger y satisfacer las necesidades del bebé y cualquier llanto o estímulo infantil hacen que se esté alerta.
- De repente, tu casa, tu trabajo y tu vida se tornan imposibles de seguir un orden aceptable.Normalmente este sentimiento se da en personas que antes del embarazo eran muy organizadas. La clave en estos casos es ser flexible y adaptarse al cambio. Sobrevivir en el desorden para algunas personas es todo un reto. Aceptar que se puede ser feliz en un entorno no perfecto es un gran avance.
- El físico cambia. Los cambios físicos afectan a algunas madres más que a otras, pero, por lo general, las mujeres se preocupan en ese sentido. Con el tiempo, la adaptación a los cambios físicos será más llevadera.
- Descubres que el tiempo es relativo. Una hora durmiendo es menos de 60 minutos y los días, de repente, no tienen 24 horas, si no menos.
- Te vuelves una persona multitarea. Antes hacías dos cosas a la vez y ahora tres o cuatro, mientras piensas en lo que te dejas por el camino. De repente es como si la capacidad atencional se doblara, quizá con la esperanza de sentarse dos minutos y dedicarle a estar más tiempo con el bebé o descansar y cuidarse una misma.
- Sientes un amor incondicional. Todo el cariño, ternura y delicadeza de tu vida se concentran en una persona que cabe en tus brazos. Sabías que se podía querer, pero nunca pudiste imaginar un amor tan incondicional.
- Parece que tienes menos tiempo para la pareja. Tras la llegada de un bebé los tiempos se dividen, pero si dividimos el tiempo de una persona entre dos, y los multiplicamos por los dos miembros que forman la pareja, vuelve a darnos 1. Es importante compartir tareas y no dejar de lado a la pareja, cada persona tiene su momento.
- Cambia la economía. Los cambios en este aspecto son evidentes y requieren organización, flexibilidad y paciencia.
Foto | Brooke Raymond