Que un niño diga mentiras es absolutamente normal. Sin embargo, cuando esta conducta deja de ser esporádica para convertirse en un hábito, es importante que se elimine, por las repercusiones que puede tener en el desarrollo social del pequeño.
Mentir es una conducta aprendida. Es decir, tu hijo ha aprendido que mentir es mejor que decir la verdad y, para que esto haya ocurrido, él ha ido comprobando que le ha supuesto más ventajas y beneficios; obteniendo recompensas al mentir o esquivando consecuencias negativas al no decir la verdad. Por eso hay que valorar si esto ha ocurrido a lo largo de su educación o si está ocurriendo actualmente.
Os dejamos una serie de consejos para abordar la situación:
Adopta una actitud amistosa: huye de la hostilidad; tu hijo no se tiene que sentir acusado. A pesar de que la situación te preocupe, debes ser comprensivo/a y mantenerte tranquilo/a. Por eso, no es bueno que te pongas a hablar con él cuando estás enfadado/a porque, por ejemplo, acabe de mentirte.
Indaga en sus motivos: si miente, lo hace por algo. No des nada por supuesto e intenta averiguar qué es lo que le lleva a mentir y desde cuándo. La mejor manera de saberlo es preguntándoselo.
Ofrécele alternativas: no es bueno criticar sin dar opciones. Por ello, explícale qué debe hacer: por ejemplo, decírtelo lo antes posible para que así tú tengas en cuenta que te lo ha dicho, decírselo al otro progenitor si se siente más cómodo, contarlo por escrito, etcétera.
Para que tenga claro cómo debe hacerlo, usa como ejemplo alguna situación pasada en la que no se ha atrevido a decir la verdad o te ha mentido. Explícale cómo podría habértelo contado.
Háblale de las consecuencias: explícale qué ocurrirá su continúa mintiendo o no diciéndote la verdad. Déjale bien claro que no vas a tolerar esta conducta y actúa en consecuencia. Por el contrario, cuéntale los beneficios de decir la verdad.
Déjale claro que mentir no nos hace ser buenas personas: háblale de la importancia de la sinceridad en las relaciones humanas. Explícale también que mentir nos genera malestar durante más tiempo que si decimos la verdad. A veces, es mejor pasar un mal trago y dormir tranquilo.
Aclárale lo que son las mentiras piadosas: tan importante es enseñar a los niños a no mentir como a decir alguna mentira piadosa, que son las que se dicen cuando es preferible que la otra persona no sepa la verdad porque ésta no es tan importante y en cambio, de conocerla, puede hacerle mucho daño.
Aplicar las mentiras piadosas implica una buena dosis de empatía, que es posible que muchos niños aún no tengan adquirida por su temprana edad. Por ello, debemos explicarle que existen ocasiones en las que decir la verdad puede ser doloroso para la otra persona, por lo que es preferible mentir o, si se puede, no decir la verdad.
Ilustrad esta idea con algún ejemplo: “imagina que a tu mejor amigo le han puesto un aparato de dientes y por ello ahora le cuesta hablar bien. Si él te pregunta si se le nota que habla mal es preferible que le digas que tú no lo habías notado a decirle que se le nota bastante”.
Fotos | Richard Leeming; Erin Riggs