Por todos es sabido que, tras el parto, comienza para los padres, especialmente para la madre si ha optado por la lactancia materna, una época en la que descansar es algo que parece imposible (por supuesto, hay casos en los que los bebés son tan dormilones que permiten a los papás dormir mejor).
Centrándonos en las madres, hay que decir que dormir es imprescindible. La falta de sueño puede llevar a un diagnóstico de depresión postparto, algo erróneo, cuando se trata de algo tan lógico como es el mero cansancio y la falta de sueño.
Las madres deben buscar soluciones para dormir. Aunque esa solución sea dormir las dos o tres horas que duerme el bebé entre toma y toma. Esto supone dormir varias veces durante el día (no es lo ideal, pero es mejor que nada), por lo que habrá que organizarse y no agobiarse de si ese día está particularmente desordenada la casa o de si no se ha hecho la cama. Durante unos meses la única preocupación es primero atender al bebé y segundo que mamá esté lo más relajada y descansada posible.
Organizar las visitas es otro factor a tener en cuenta. Lo normal es que, tras el nacimiento del bebé, por la casa entren y salgan los familiares o amigos. Esto es algo que encanta a todos, a los de fuera por ver y estar con el bebé, y a los padres porque están deseosos de presentar a su hijo a todos. Pero hay que tener sentido común, y, si el bebé es de los de sueño ligero, organizar esas visitas. Como decíamos hay que buscar ratos para dormir, y si la casa es un constante entrar y salir de gente, descansar resultará imposible.
Imagen: iandeth.