Por regla general, los bebés crean un vínculo afectivo muy especial con las madres, esto es normal, ya que en el primer momento será la madre la que tenga el papel más importante en su vida. De entrada será la madre la que lo llevará 9 meses y después, en la mayoría de los casos, será ella también que lo alimente a través de lactancia materna.
El padre hasta el día en el que se produce el destete, puede sentirse en su segundo plato y hasta puede llegar a sentir que su hijo no lo necesita. Incluso puede que el bebé lo rechace y solo quiera estar en brazos de mamá.
Todos estos obstáculos no deben desmoralizar a papá, ya que, al fin y al cabo, lo que su hijo va a querer es atención, cariño, mimos, y que sus necesidades estén cubiertas. Es cierto que no podrá darle el pecho, pero sí podrá darle un baño relajante, en el que padre e hijo podrán compartir uno de los momentos más agradables del día (por regla general a los bebés les encanta el agua, aunque hay excepciones).
Por tanto, ser padre participativo no se tiene que limitar a dar de comer al bebé, ni tampoco a cambiar pañales o consolarlo cuando llore, únicamente. Padre e hijo podrán pasar mil ratos, y se creará entre ellos un vínculo que nadie podrá romper. Para ello, tan solo habrá que darle al niño durante su crecimiento todo lo que necesita, entre otras cosas, las ya mencionadas, como amor, cariño, protección… y todo aquello que le haga crecer en un ambiente feliz y seguro.
Imagen: tostadophoto.com