Lo ideal es que el feto, en las últimas semanas de embarazo, se gire hasta adoptar la posición adecuada. Sin embargo, esto no siempre ocurre, y es muy habitual oír aquello de que el bebé está de nalgas.
Es probable que si en la semana 36, aún no se ha colocado, se proceda a intentar girar al bebé de forma manual. Esto se hará entre la semana 36 y la 38, y no siempre se realizará, ya que habrá que tener en cuenta algunos factores como que:
– La cantidad de líquido amniótico sea la suficiente.
– La barriga de la madre esté relajada. Si se encuentra en tensión no se realizará.
– Las nalgas del bebé se puedan mover sin que se oponga resistencia.
– No haya indicios de placenta previa.
– No haya malformaciones en el útero.
– Siempre que el cordón umbilical no esté enrollado a ningún miembro del feto.
– La mujer no haya roto aguas.
– El embarazo no sea múltiple.
Por supuesto, el que siempre va a decidir si se puede proceder o no a realizar la maniobra de girar al bebé, será el médico (no todos estarán de acuerdo con hacerla), y por regla general, se hará en un hospital, por si durante el proceso hubiera complicaciones.
Durante la maniobra se tendrá monitorizado al bebé, para controlar en todo momento los latidos del corazón. Eso durará unos pocos minutos, y siempre se detendrá el proceso, en el caso de que la madre sufra dolor. Tras hacerlo, se mantendrá a la mujer en observación y, si tras ese tiempo, todo va con normalidad, se la enviará a casa.
El porcentaje de éxito de girar al bebé de forma manual, dependerá de cada caso y de las características de cada embarazo. Pero por regla general, el médico podrá dar una cifra orientativa previamente.
Imagen: one tiny spark