El sistema inmunológico es el encargado de defendernos frente a la exposición a sustancias que suponen una amenaza para nuestra salud, como por ejemplo los virus y las bacterias, produciendo contra ellos anticuerpos (inmunoglobulinas A, G y M) que se los neutralizan y destruyen. Sin embargo, los alérgicos reaccionan frente a sustancias que no son nocivas para la salud, como es el caso de ciertos alimentos que actúan como alérgenos en individuos predispuestos, que producen contra ellos unos anticuerpos llamados inmunoglobulina E.
Al reaccionar la inmunoglobulina E con los alérgenos sobre la superficie de unas células denominadas mastocitos, se provoca la liberación de histamina y otros mediadores bioquímicos responsables de las reacciones alérgicas.
Todas aquellas sustancias capaces de provocar una reacción alérgica se conocen como alérgenos.
Las enfermedades alérgicas son muy frecuentes en la edad infantil, más de lo que la población general piensa. En la actualidad, aproximadamente un 25% de la población pediátrica padece algún tipo de enfermedad alérgica, es decir, uno de cada cuatro niños. La frecuencia de las alergias se ha ido incrementando en los últimos años, de manera que si se mantiene esta tendencia se estima que en el año 2050 la mitad de la población padecerá algún tipo de alergia.
Por ello, debemos estar muy atentos ante cualquier síntoma que nos pueda hacer sospechar que nuestro hijo padece alguna enfermedad alérgica, ya que un tratamiento a tiempo ayuda a un mejor control de los síntomas y a mejorar la calidad de vida de los niños.
Debemos conocer cuáles son los tipos de alergias más habituales y saber reconocer cuáles son los síntomas que nos deben alertar de que el niño pudiera padecer alguna alergia.
Imagen: teinteresa
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