Bonding se atribuye a la estrecha relación que se crea entre los padres, tanto el padre como la madre, y los hijos. Este vínculo se crea ya desde el embarazo, y crece aún más cuando el bebé ha nacido, debido al contacto. Por regla general, ese vínculo es más estrecho con la figura materna, esto es algo normal, ya que, en la mayoría de los casos, es ella la que dará de mamar al niño durante la primera etapa de su vida, y también, por regla general, es la que más tiempo va a pasar con el bebé (aunque esto no necesariamente tiene que ser así).
Algunos creen que el vínculo se estrecha fuertemente a las pocas horas de haber nacido el niño, aunque también es cierto, que ese vínculo no se pierde ni se hace menor, aunque por cualquier circunstancia se tengan que separar a los padres del bebé.
El contacto de madre e hijo, nada más nacer, es importante en el bonding, por ello, nada más nacer, ya sea por parto natural o por cesárea, se tiende a colocar al bebé encima de la madre una ha salido del útero de la madre.
Crear un vínculo afectivo desde el primer momento, ofrecerá grandes ventajas, como por ejemplo, el bebé se sentirá reconfortado y seguro, y siempre buscará consuelo en los padres. Además, suelen existir menos problemas de lactancia y de estrés, cuando se crea el vínculo desde un primer momento. Esto no siempre puede ser así, pero no significa que la relación se vaya a ver empeorada por ello. Será tan solo cuestión de tiempo, que el vínculo se cree.
Hay que destacar que el bonding se crea a través del contacto físico, visual, a través del olfato, y por supuesto, a través del tacto mediante caricias, besos, etcétera.
Imagen: David J Laporte