Si de buenas a primeras descubrimos que nuestro pequeño tiene fiebre, nuestra primera intención, claro está, es que le baje la temperatura y vuelva a recuperar su estado de bienestar. Lo malo, es que con nuestras buenas intenciones no siempre actuamos de la manera correcta.
No os preocupéis, no os entretengo más y me pongo manos a la obra con los errores más comunes que cometemos a la hora de intentar tratar la fiebre de nuestros hijos.
- No debemos estimar la temperatura con la mano. Lo realmente fiable es el uso de los termómetros.
- A los niños de hasta un mes se les puede tomar la temperatura en la axila, pero lo mejor, hasta que cumpla el mes de vida, es hacerlo vía rectal. A esa edad en la axila el termómetro marcará medio grado más.
- A pesar de que el pequeño tenga las manos y los pies fríos, no hay que abrigarle. Conviene destaparle, dejarle con ropa ligera, con las extremidades al aire libre.
- No dejemos la habitación a más de 22-24ºC.
- Nunca debemos darle un baño de agua fría para bajarle la fiebre. El contraste de la temperatura del niño con la del agua puede dar lugar a temblores o convulsiones. Si se baña, lo mejor es que sea con agua templada y no más de 20 minutos.
- No es recomendable el uso de la aspirina, sí paracetamol e ibuprofeno. Pero ante todo, jamás debemos medicar al niño sin consultar previamente con el pediatra.
- Una vez hemos consultado con el médico, no nos salgamos de la recomendación de la dosis y horas indicadas para el tratamiento.
- Tampoco debes obligar al pequeño a ingerir líquidos, pero sí ofrecérselos frecuentemente para compensar la sudoración y mejorar su hidratación.
- Hablando de obligar, tampoco debemos insistir en que coma o se tumbe, ya que su cuerpo llevará su propio ritmo.
Foto | Lance Shields