Con frecuencia, los adultos muestran muchas reticencias ante la idea de que los niños aprendan a cocinar porque asocian la cocina con un lugar de peligro ya que en este lugar de la casa se encuentran los productos de limpieza, el fuego del horno, los cuchillos…. Romper la barrera que vincula el temor con la cocina es saludable puesto que los niños se sienten mejor consigo mismos cuando aprenden a cocinar.
Programas de televisión como MasterChef Junior han reforzado la cocina como una actividad de ocio extraescolar que encanta a los niños. Pero además, un estudio que fue realizado recientemente por multinacional agroalimentaria Nestlé concluye que aprender a cocinar produce grandes beneficios para los más pequeños de la casa.
Una de la conclusiones de este estudio es que “los niños que colaboraron se sentían más orgullosos, más felices, más mayores y más en control de la situación”. Y además, “se ha demostrado que si los niños participan en la elaboración de la comida se alimentan mejor” puesto que aprender a cocinar es una herramienta pedagógica importante que acompaña a una formación saludable. Es en la niñez cuando se adquieren los principales hábitos de alimentación.
Gracias a la formación, los niños “entienden mejor de donde viene cada alimento, valoran más el trabajo que hay detrás de cada comida, les interesan ingredientes que no les gustaban antes…”
Con la llegada del verano, momento en el que padres e hijos tienen más tiempo libre para disfrutar de actividades de ocio divertidas, es posible que los padres enseñen a los hijos a cocinar. Una actividad casera, sencilla y muy divertida cuando se comparte en familia. Además, es un plan económico.
Fuente – Sociedad El País
Foto – Mariya Prokopiuk