La gastroenteritis se caracteriza por un aumento del número y volumen de las deposiciones junto a una disminución de la consistencia. Puede afectar a niños de cualquier edad, pero es más frecuente en menores de cinco años.
Las gastroenteritis víricas no suponen una situación grave en la mayoría de los casos; de hecho, la mayoría se resuelven sin más consecuencias entre uno y diez días tras el inicio, y sin precisar medicamentos ni tratamiento específico. Sin embargo, en los niños menores de dos años hay que prestar especial atención, ya que pueden deshidratarse con mayor rapidez.
Provocadas por virus
Estas diarreas invernales están producidas en el 70 por ciento de los casos por el rotavirus, aunque hay más virus que las provocan como el adenovirus (sin predominio estacional), astrovirus, virus Norwalk (típico en niños mayores y adultos), coronavirus, norovirus, etcétera.
Es una enfermedad contagiosa que se transmite por el contacto con personas ya infectadas (como suele ocurrir en las guarderías), se pueden contagiar al compartir botellas de agua, utensilios para comer o alimentos. La comida o agua contaminada puede transmitir la enfermedad.
Una forma de prevenir la gastroenteritis es evitando el contacto y extremando las medidas de higiene como puede ser el lavado de manos tras cada cambio de pañal. Un pediatra puede diagnosticar la enfermedad en función de los síntomas que presenta y examinando al niño, sin ser necesarias más pruebas.
¿Cómo tratarla?
Lo más importante en el tratamiento de la gastroenteritis vírica es mantener una correcta hidratación, reponiendo las pérdidas de líquido producidas por los vómitos y las deposiciones blandas o líquidas, y esto se hace mediante una solución de rehidratación oral. En segundo lugar es importante mantener el estado nutricional con un adecuado aporte de calorías, introduciendo precozmente la alimentación normal (en contra del ayuno más prolongado que solía recomendarse antes).
La administración de la solución de rehidratación oral es la forma más segura, efectiva y barata de tratar y evitar la deshidratación. Los niños deben empezar a beber estas soluciones ya en su domicilio ante la aparición de los primeros síntomas. Los pediatras recomiendan que en las tres o cuatro primeras horas realicen tomas pequeñas y frecuentes, sin forzarles. Si durante esta fase inicial presenta algún vómito no hay que cesar la administración de líquido, podemos dejarlo descansar durante veinte minutos y reiniciar la ingesta.
A partir de las cuatro horas, y siempre que haya sido efectiva la primera fase, se inicia la alimentación habitual, manteniendo la reposición de las pérdidas con el suero oral. Es interesante ofrecer alimentos astringentes, pero hay que mantener el equilibrio entre los nutrientes (grasas, proteínas e hidratos de carbono).
El caso de los lactantes
Si la gastroenteritis la sufre un lactante alimentado al pecho no habrá mejor alimento para él que la leche materna aportando, como complemento, la solución de rehidratación oral.
En un niño alimentado con leche de fórmula no hay ninguna indicación de restringir, de entrada, el consumo de lactosa, y debería seguir tomando la leche de fórmula que tomaba hasta ese momento. En niños mayores de seis meses, que toman triturados deben seguir tomando la misma alimentación sin variar su composición (en todo caso disminuir la cantidad de verduras y legumbres).
En general, no es necesario el empleo de medicinas para tratar la gastroenteritis. Desde hace tiempo se sabe que el empleo de probióticos desde el inicio de la gastroenteritis, como lactobacillus, bifibobacterium o saccharomyces, puede hacer disminuir la intensidad de los síntomas y la duración del cuadro, por eso algunas de las soluciones de rehidratación oral ya los incluyen en su composición. Si no es este el caso, se pueden administrar como suplementos durante unos días.
¿Qué no hacer?
- No debes administrar al niño bebidas refrescantes o bebidas para deportistas, ya que al carecer de la concentración de sales necesarias podría agravar la diarrea.
- Tampoco se recomiendan preparaciones caseras como “agua de arroz”, zumos de frutas o alimentos azucarados.
- No son necesarios medicamentos para frenar los vómitos o la diarrea.
- No debes forzar al niño a comer.
Alimentos recomendados
- Lactancia materna, tan pronto como sea posible.
- Fórmula adaptada, la que tomaba hasta ese momento.
- Papillas de cereales, pollo, pescado o fruta. Hay que evitar el exceso de verdura y legumbres.
- Arroz hervido.
- Puré de patata con aceite vegetal.
- Pescado blanco o pollo a la plancha.
- Caldos con arroz o zanahoria.
- Yogurt natural.
- Pan tostado
Alimentos no recomendados
- Dulces.
- Salsas.
- Fritos.
- Frutos secos.
- Verduras crudas.
- Legumbres.
- Bebidas refrescantes azucaradas.
- Golosinas.
Acude al pediatra cuando…
- La gastroenteritis se produce en un menor de seis meses.
- El niño llora mucho.
- Disminuye la frecuencia con la que orina.
- Llora, pero sin lágrimas.
- Tiene fiebre alta.
- Presenta sangre en las heces.
- Tiene mucha sed.
- Presenta vómitos y deposiciones muy seguidas.
Fotos | M Glasgow; Paul Hocksenar; Lee Kelleher