La diarrea aguda se caracteriza por una aceleración del tránsito intestinal con un aumento del número de deposiciones de consistencia blanda o pastosa (e incluso totalmente líquida). La Organización Mundial de la Salud la define como la eliminación de tres o más deposiciones en doce horas o una sola deposición con presencia de moco, sangre o pus. Es un proceso muy frecuente durante la infancia, sobre todo en los primeros años de vida (de los 6 a los 18 meses).
Los síntomas asociados a la diarrea pueden aparecer súbitamente y son la inapetencia, náuseas, vómitos, dolor abdominal y fiebre. La mayoría de los niños se recupera de tres a siete días con descanso en casa e ingiriendo una buena cantidad de líquidos.
La infección intestinal es la causa más frecuente de diarrea, pudiendo ser de origen bacteriano (Salmonella, Shigella y Escherichia coli), de origen vírico (sobre todo en invierno) o bien producida por algún protozoo (Giardia Lamblia).
Pérdida de líquidos
La diarrea es peligrosa para la salud del niño, ya que provoca una pérdida importante de líquidos y electrolitos como el potasio, bicabornato y sodio, llegando a la deshidratación en los casos más severos. Los signos de deshidratación en niños son:
- Sequedad de boca y lengua con voracidad por el agua.
- Falta de lágrimas en el llanto.
- Pañales no humedecidos tras tres o cuatro horas, o más.
- Abdomen, ojos y mejillas hundidos.
- Fiebre alta.
- Apatía o irritabilidad.
- Piel que no se aplana al elevarla y soltarla: la piel está pastosa y al pellizcarla se queda marcado el pliegue.
- En los lactantes pequeños la fontanela (parte superior de la cabeza que no tiene hueso) está deprimida.
- El pulso puede ser rápido y débil y la piel estar fría.
La dieta astringente
Los principios generales de la dieta astringente son:
- Evitar la fibra vegetal insoluble presente en las verduras crudas, frutas crudas con piel, legumbres y cereales integrales, ya que aumenta el ritmo intestinal. Las verduras y legumbres hay que prepararlas en forma de puré, tamizadas o pasadas por el chino.
- Consumir fibra soluble, ya que presenta mayor viscosidad y es más fácilmente fermentada por las bacterias del colon, por lo que contribuye al mantenimiento y desarrollo de la microbiota bacteriana y ayuda a controlar el número de deposiciones y su consistencia en episodios de diarrea. Se aconsejan alimentos ricos en pectinas como la manzana al horno, membrillo, zanahoria hervida, plátano maduro, etcétera.
- Administrar las calorías totales del día en comidas poco abundantes (las cantidades elevadas estimulan el peristaltismo intestinal y dificultan la digestión).
- Suprimir la leche por su contenido en lactosa y por tener una digestión prolongada. Se puede sustituir por yogures naturales bio, derivados lácteos líquidos con bífidus o queso fresco desnatado.
- Suprimir cocciones como los guisos, fritos, embutidos y salados, puesto que irritan la mucosa digestiva. Se aconsejan técnicas culinarias como el hervido, asado, horno, microondas, al baño maría, a la brasa, al vapor y en papillote.
- Eliminar las grasas, por ser de digestión prolongada.
- Suprimir todo tipo de salsas ácidas (con vinagre o limón) y de especias como la pimienta, ajo molido, pimentón picante o tabasco.
- Suprimir los estimulantes del reflejo gastrocólico y del peristaltismo como los zumos azucarados con naranja u otros cítricos, chocolate y dulces en general.
- Evitar temperaturas extremas y en especial la ingesta de líquidos fríos. La temperatura de la comida debe ser templada.
- Combatir la pérdida de líquidos y de electrolitos con agua o bebidas rehidratantes (procurar beber 500 mililitros de agua cada hora para evitar la aparición de deshidratación).
Pautas a seguir
Durante las primeras horas el niño ha de seguir una dieta absoluta, es decir, tiene totalmente prohibido el consumo de alimentos.
Más tarde el pequeño continuará con una dieta líquida, en la que se irán administrando pequeñas cantidades de agua, agua de arroz o agua de arroz y zanahoria. A las pocas hora (en función de la gravedad de los síntomas) ya se podrá iniciar una dieta sólida formada por arroz hervido, seguido de pescado blanco o pollo hervido y pan tostado o del día anterior (se debe ir introduciendo de forma progresiva observando la tolerancia).
Con prudencia se irán introduciendo sémolas o pastas para sopas en caldos suaves, manzana hervida, dulce de membrillo, jamón cocido y patatas hervidas.
Antes de pasar a una alimentación normal se tendrá que probar la tolerancia al yogur, carne y pescado a la plancha, verduras hervidas o galletas tipo María.
La Organización Mundial de la Salud recomienda en casos de diarreas agudas en los más pequeños soluciones rehidratantes por vía oral que tienen como objetivo mantener un balance positivo de agua y electrolitos. El niño tomará esta fórmula en pequeñas cantidades cada 1,5-2,5 horas aproximadamente.
Recordad, el mayor peligro de los cuadros de diarrea es la deshidratación. Una vez nos aseguramos que el pequeño se mantiene hidratado, podemos empezar a introducir en su dieta alimentos astringentes tolerables por él hasta que recupere un estado de salud óptimo.
Fotos | mliu92; Jason Rust; Andrew Seaman