Los niños acabaron en el colegio y, en plenas vacaciones, hemos de idear fórmulas para que se diviertan y puedan gastar su exceso de energía mientras se lo pasan genial. Uno de los sitios más ideales para pasar el rato con nuestros hijos es el parque infantil, pero es mejor seguir algunos pequeños consejos para disfrutar de una jornada más segura en el parque.
La mayoría de parques infantiles, bien sean de comunidades privadas de propietarios como de instalaciones públicas, suelen contar con un equipo de mantenimiento que contribuye a que todos los objetos y el espacio en el que nuestros hijos van a jugar se encuentre en óptimas condiciones.
A pesar de ello, es muy importante que los padres, abuelos y cuidadores nos aseguremos de que el parque infantil al que acudimos con los pequeños es completamente seguro para ellos y comprobarlo es muy fácil para el adulto.
Es esencial que echemos un vistazo a las superficies sobre las que va a jugar nuestro hijo. Debemos comprobar que su grado de firmeza sea el adecuado para que los niños no se hagan daño al caer. Por ello lo normal es que dichas superficies sean de materiales firmes, pero recubiertos con otros más blandos. Así, los suelos de hormigón o las superficies asfaltadas deberán estar recubiertos por una capa adecuada de arena, caucho o virutas de madera, que permitan amortiguar la caída del niño.
Además, otra medida de seguridad ineludible es que dentro de estos recintos por los que caminan los pequeños, no existan lugares con agua estancada ni objetos con los que puedan tropezar: piedras, rocas, troncos, raíces…
Una vez que nos hemos asegurado de que las superficies son seguras, hemos de tener en cuenta que las instalaciones para uso y disfrute de los menores deben ser adecuadas a su edad y lo cierto es que, por ello, los parques se dividen en tres grupos distintos, en función de la madurez de nuestros niños.
El primer grupo está destinados es el que se está integrado por parques infantiles ideados para bebés lactantes y niños menores de 2 años. El segundo grupo es el ideado para los integrantes de preescolar, es decir, niños con edades comprendidas entre los 2 y los 5 años. Finalmente, el tercer grupo de zonas de juego al aire libre es el que ha sido concebido para escolares, con edades comprendidas entre 5 y 12 años.
Es muy importante que los niños no invadan el espacio destinado a otros grupos de edades, de esta manera nos aseguramos de que nuestro hijo disfruta del parque infantil con instalaciones adecuadas a su edad y de convivir con niños de su mismo tamaño y complexión.
Ojo con los columpios y los balancines con porciones móviles. Estos objetos deberán estar situados en otro espacio, independiente de las demás instalaciones. Revisemos también que dichas atracciones sean apropiadas y posean brechas de seguridad con las que nuestro hijo pueda lastimarse manos y dedos.
Igualmente debemos observar que los espacios entre barandillas, barras y escalones son los adecuados para que los pequeños no puedan introducir partes de su cuerpo susceptibles de quedar atrapadas (piernas, brazos, cabeza…). En el caso de redes trepaderas, el espacio entre las cuerdas también ha de ser el idóneo, de lo contrario, nuestros hijos podrían colarse y caer o quedar colgados.
La limpieza es otro de los factores a tener en cuenta a la hora de elegir un parque infantil seguro para que nuestros hijos se lo pasen bomba. Hemos de revisar el espacio para asegurarnos de que no existen componentes peligrosos para el niño: cristales rotos, objetos punzantes, esquirlas, insectos o cualquier otro material no deseable.
Comprobemos también que el lugar está vallado y que dicho acotamiento también está en perfecto estado, de modo que evite que nuestros hijos puedan salir corriendo y alejarse de las zonas seguras. No obstante y aunque existan barreras de contención, la norma básica de seguridad es no perder a nuestros hijos de vista mientras están jugando y permanecer a una distancia prudencial que nos permita acudir en su auxilio rápidamente y en caso necesario.
Fotos | Port of San Diego; Michael Coghlan