El embarazo es una de las etapas más importantes de la vida de cualquier mujer, ya que de un modo u otro, es una experiencia que marca. Siempre en positivo, pero también, en negativo. Y es que, más allá de la alegría que implica la llegada de un bebé, algunas mujeres recuerdan con cierto sufrimiento el momento del parto o un embarazo cargado de molestias. Por suerte, todo lo malo se olvida después de tener al bebé en brazos y verle la cara.
Pues bien, el embarazo también se ve afectado por algo tan ajeno al propio organismo como las estaciones del año. Sin embargo, vivir la recta final del embarazo en verano, es algo muy pesado porque el calor invita al sofoco y también, puede causar tendencia a tener los pies hinchados. Por otra parte, actividades tan cotidianas como pasear se convierten en una carga pesada. Por el contrario, el embarazo en el otoño o en el invierno se hace mucho más llevadero y agradable porque las molestias físicas pueden ser menores.
Durante el otoño, es habitual hacer frente a los días grises y a las horas de lluvia. Por ello, es esencial hacer un esfuerzo para que el mal tiempo no afecte al estado de ánimo ya que a veces, los cielos grises causan tristeza, pereza y apatía. Pero durante el proceso de gestación debes cuidar no sólo de tu bienestar físico sino también emocional para estar en plena forma y prepararte mentalmente para el momento del parto.
Realiza una lista de las ventajas y de los inconvenientes que te aporta vivir tu embarazo y tu parto en una época del año u otra diferente. Después, céntrate únicamente en potenciar todas las cosas positivas para sentirte mejor.
Imagen: Guía de jardinería