Como indicamos ayer, las leches de continuación destacan por cuatro principales ventajas respecto a la leche de vaca. Estas son las tres características que faltaban:
Sin exceso de proteínas
La leche de vaca tiene gran cantidad de proteínas. Nuestra dieta se caracteriza, en general, por un exceso de la ingesta proteica, lo que no es nada bueno, de hecho, actualmente se están llevando a cabo numerosos estudios que relacionan esto con la obesidad en edades tempranas. La obesidad infantil es un problema cada vez más frecuente en nuestra sociedad, que afecta actualmente al 16 por ciento de los niños españoles.
Las leches de crecimiento tienen una menor cantidad de proteínas, por lo que se ajustan a las recomendaciones para ayudar a prevenir una futura obesidad en el niño.
Rica en hierro y otras sales minerales
La leche de vaca es pobre en minerales como hierro, yodo y zinc y tiene un exceso de sodio. La incidencia de anemias por deficiencias de hierro es elevada en los primeros años de vida debido a que el rápido crecimiento condiciona unos elevados requerimientos de este mineral. Las leches de crecimiento están enriquecidas en hierro, yodo, zinc y selenio y tienen la cantidad justa de sodio.
Estas leches también son una muy buena fuente de calcio, tan importante en esta etapa de fuerte crecimiento. Este mineral es muy necesario para la construcción y mantenimiento de huesos y dientes e interviene en otras funciones metabólicas.
Enriquecida con vitaminas
La leche de vaca presenta un déficit de vitaminas A, D, E, C y vitaminas del grupo B. Las leches de crecimiento están enriquecidas en vitaminas para cubrir los requerimientos específicos de los niños.
Imagen: timesunion